lunes. 23.12.2024

  

El Tribunal Supremo ha condenado a la empresa Derivados del Flúor por

contaminar pastos destinados a la cabaña ganadera y provocar la muerte

de un elevado número de vacas en Castro. La sentencia considera probado

que los altos niveles de flúor emitidos por la fábrica, situada en la

pedanía de Ontón, infectaron el principal alimento de la reses y

causaron su fallecimiento por fluorosis.



La resolución ratifica en

todos sus términos el fallo emitido en 1997 por la Audiencia Provincial

de Cantabria y obliga a la firma demandada a cesar las emisiones

contaminantes, así como a indemnizar a los ganaderos afectados por las

pérdidas sufridas desde 1982. La denuncia fue presentada por seis

propietarios de ganado vacuno, si bien el número de perjudicados

sobrepasa la veintena de explotaciones.

Los límites


La sentencia del Alto Tribunal sostiene que el flúor emanado por la

planta «sobrepasa los límites legalmente establecidos y se deposita en

los pastos de Ontón», tal y como recogen los informes elaborados por la

Universidad de Cantabria y la dirección de Medio Ambiente del Gobierno

regional. La cabaña ganadera ingiere de forma continuada esas hierbas

adulteradas, que «acaban causando la muerte a las vacas» después de

debilitar durante años sus huesos y dientes. Al menos tres veterinarios

constataron este extremo tras realizar varias pruebas a las reses.


Tercera sentencia


La resolución judicial es firme y se basa en informes de la década

de los 80, aunque tiene validez para los casos que hayan sucedido a

partir de entonces. No es la única sentencia que le da la razón a los

ganaderos. En 1993, el Juzgado de Instrucción nº 1 de Laredo resolvió

de forma similar y, cuatro años después, la Audiencia Provincial de

Cantabria falló también a favor de los demandantes. El Tribunal Supremo

no ha hecho más que ratificar esta última decisión, al desestimar el

recurso de casación de Derivados del Flúor.


Los ganaderos de Ontón tenían firmado un convenio con la empresa,

por el cual se otorgaba una compensación económica por vaca infectada.

No obstante, la compañía decidió rescindir el acuerdo de forma

unilateral en 1982 al considerar que se habían reducido

considerablemente las emisiones de flúor y ya no se causaba daños en la

cabaña ganadera. En este sentido, la compañía sostiene que, en la

actualidad, cumple la legislación en materia de medio ambiente. «La

sentencia hace alusión a un tema pasado. Somos una empresa comprometida

con nuestro entorno y tenemos varias certificaciones oficiales que así

lo avalan», insistió el director gerente de Derivados del Flúor, Jesús

Solaún.


En este sentido, el delegado de Medio Ambiente en el Ayuntamiento

de Castro, Juan Tomás Molinero, destacó que los hechos sobre los que se

pronuncia la sentencia del Supremo «se produjeron cuando no existían

leyes que exigiesen a las empresas de este tipo medidas de seguridad» y

recordó que en aquel entonces «fue un caso muy sonado».


Pese a ello, el edil regionalista manifestó que a día de hoy «la

emisión de materiales contaminantes de esa fábrica al exterior es nulo.

Como es preceptivo, nos envían cada trimestre un informe y, según estos

documentos, no hay contaminación», afirmó Molinero.

«La vida de los animales se acorta a la mitad»

Tras veinte años de batalla judicial, los ganaderos de la pedanía

castreña de Ontón ven la luz al final del túnel. Con todas las

sentencias a su favor, los propietarios de las vacas buscan ahora la

forma de cobrar las indemnizaciones. Atrás quedan los largos días de

sufrimiento por la muerte continua de las vacas. «Hemos vivido una

auténtica pesadilla. Nos sentíamos totalmente impotentes porque no

podíamos hacer nada para salvar a los animales», rememora Jesús Sierra,

uno de los propietarios de reses y que cuenta actualmente con un

establo compuesto por 55 cabezas de ganado. «El 90% está infectado»,

sostiene.


Dientes y huesos se ven afectados por la fluorosis. El

debilitamiento de las vacas contaminadas es progresivo y acaba por

causar el fallecimiento prematuro de los animales. «Se les acorta la

vida a la mitad y luego no queda otro remedio que malvender la carne

para al menos sacar un poco de dinero», explica Sierra. «Ahora mismo

tengo un ternero de dos años que parece de seis meses. Las vacas sufren

un verdadero calvario hasta morir», se lamenta este vecino de Ontón,

que interpuso la demanda junto a otros cinco ganaderos.


A pesar de contar con un fallo judicial que les da la razón, los

afectados no están conformes con los requisitos establecidos por el

Tribunal Supremo para el cobro de las indemnizaciones. «Son unas

condiciones leoninas», subraya Jesús Sierra. Para acreditar que las

vacas tienen fluorosis, es necesario que el ganado esté censado en la

zona y haya muerto. Una vez identificado el cadáver, veterinarios de la

consejería de Agricultura del Gobierno de Cantabria deben examinar al

animal y diagnosticar la enfermedad en base a la cantidad de flúor

detectado en el organismo. «El proceso es muy largo y complejo», se

quejan los ganaderos. Eso sí, la resolución judicial determina que el

dinero a percibir por cada vaca contaminada se ajustará al precio que

alcanzaría la carne en el mercado.

Sin peligro de transmisión a las personas

«Las vacas afectadas evitan moverse. Los huesos se les rompen de forma

espontánea, los dientes se vuelven amarillo-parduzcos y los costillares

presentan bultos». Según el veterinario Agustín Rodríguez, éstos son

los síntomas de la fluorosis, enfermedad causada por una larga

exposición al flúor.


«El metabolismo de la res acumula el producto primero en huesos y

dientes. Cuando éstos ya no pueden almacenar más pasa a la sangre y los

tejidos blandos como riñones, hígado o sistema nervioso», detalla el

experto. Aunque la vaca esté enferma, «la leche presenta

concentraciones bajas, por lo que no incide en humanos». En cuanto a la

carne «hay varios estudios, pero no se ponen de acuerdo sobre la

incidencia en consumidores. Eso sí, las vísceras deben tirarse»,

recomienda Rodríguez.

Fuente: eldiariomontanes.es

Derivados del Flúor condenada por contaminar pastos y causar la muerte de vacas