13 de octubre de 2011, 7:44
Ni vaciaron el puerto de Castro Urdiales ni la tabla de mareas se ha vuelto loca. Quienes se acercaron ayer hasta la localidad cántabra pudieron presenciar los efectos de las mareas vivas que sacuden la costa cantábrica durante el equinoccio de otoño, un fenómeno que se repite con luna llena -caso de ayer-y luna nueva y que deja sentir su influencia no sólo en la altura que alcanza el agua, sino también en las corrientes.
Registra su máxima expresión cuando la Tierra, su satélite y el Sol se alinean, dejando estampas tan impresionantes como la de ayer. A las 11.17 horas, las barcas varadas en la arena; y sólo tres horas y media más tarde, flotando.
Registra su máxima expresión cuando la Tierra, su satélite y el Sol se alinean, dejando estampas tan impresionantes como la de ayer. A las 11.17 horas, las barcas varadas en la arena; y sólo tres horas y media más tarde, flotando.