El CFS Castro Urdiales juvenil sumó su tercera jornada consecutiva sin vencer tras no poder de pasar del empate en Zierbena. Después de encarrilar un partido muy serio en el que los rojillos fueron superiores a su rival durante 35 minutos, la fortuna dio la espalda a los castreños en los cinco finales y perdieron dos de los tres puntos a los que se habían hecho acreedores.
El derbi comarcal entre Zierbena y Castro llegaba en distintas situaciones clasificatorias para ambos pero con una nota común, la necesidad de puntuar para poner fin a dos rachas de malos resultados. Por ello, el encuentro de los castreños fue muy serio durante más de tres cuartas partas, quizás el que más de la temporada, logrando una renta de tres goles que se esfumó en apenas 3 minutos.
La primera parte arrancó con un Castro más replegado que en ocasiones anteriores pero con la intención de llevar el peso del partido y marcar el ritmo de juego. Los rojillos tenían de más tiempo de posesión y fruto de ellos gozaron de las mejores ocasiones del encuentro, lo que les permitió conseguir un claro 0-3 con el que afrontar la segunda mitad.
Por su parte, los vizcaínos se estrellaban continuamente en la defensa de un equipo cántabro muy concentrado, sin fisuras defensivas y sin prácticamente recibir ocasiones en su portería.
El primer tanto no llegó hasta el minuto 13, al culminar Sergio Vitoria una jugada colectiva que venía a premiar a un equipo que ya había dispuesto anteriormente de una clara ocasión a disparo de Chepe al que respondía Domos con una gran parada.
El gol asentó mucho más a los castreños, que aumentaron su renta con dos tantos en apenas 15 segundos. Primero era Raúl en el minuto 17 el que resolvía una acción individual y posteriormente era Dani el que culminaba una contra que iniciaba el propio Raúl al robar el balón tras el saque de centro de los galipos.
La renta de tres goles permitía a los rojillos afrontar con muchas garantías la segunda mitad y, aunque en ésta Zierbena gozó de más posesión de balón que en la primera, las mejores oportunidades seguían siendo de un Castro que podía dejar el partido sentenciado con cualquiera de las ocasiones de que dispuso.
El guión continuaba con un equipo castreño muy serio, que apenas sufría en la retaguardia y con las ideas muy claras en ataque y que poco podía imaginar lo que iba a cambiar el partido en la recta final.
Los galipos apostaron por el portero jugador con algo más de cinco minutos para jugar y, tras un saque de banda en el que los rojillos intentaban aprovechar la ausencia de portero en los locales, llegaba el 1-3 que sembraba las dudas en el bando visitante. Fue quizá el primer error de los castreños en todo el partido y lo iban a pagar muy caro cuando segundos después los vizcaínos aprovechaban un desajuste defensivo para lograr un 2-que encendía a la grada y hacía temblar a un Castro más nervioso que nunca.
Tras un tiempo muerto en el que el Castro ajustaba su defensa y se serenaba para defender el gol de ventaja llegaría un golpe de fortuna que sería esquivo para los cántabros. Un balón largo hacia Nacho era despejado por Domos y se colaba en la meta rojilla ante las dudas de Miguel, suponiendo el empate.
Quedaba algo más de un minuto y los castreños veían como todo su trabajo del partido caía en saco rato por lo que apostaba por el portero-jugador. En el minuto final pudo pasar cualquier cosa. Con el Castro volcado en la meta local, primero Nacho fallaría el 3-4 a puerta vacía y, en los últimos segundos eran los galipos los que robaban un balón y marraban desde cancha propia su oportunidad de haber castigado aún más a los rojillos.
Amargo final de partido para un Castro que lo hizo todo para ganar pero que pagó muy caros dos de sus escasos errores del encuentro y al que la fortuna le daba la espalda con una jugada desgraciada que suponía el empate definitivo.
Tras este empate los rojillos tendrán que buscar ahora su reencuentro con el triunfo en la visita al Peru Zaballa de uno de los cuatro equipos que pelean por el título de liga, el Lauburu Ibarra.