El fútbol sala, como casi la totalidad de los deportes, consiste en aprovechar tus oportunidades para marcar más veces que el rival y conseguir así la victoria.Cuando además enfrente está el equipo más goleador de la competición, acertar con la portería es fundamental si se quieren tener opciones de triunfo.
El sábado el Castro Juvenil volvió a encontrarse con un muro ante la meta rival y claudicó ante un Cerverano que tuvo muchísimo más porcentaje de acierto.
El último partido como local de la temporada para los castreños suponía la oportunidad definitiva de derrotar por primera vez a un equipo de la zona alta. Un escenario inédito en toda la campaña, un horario también nuevo en los partidos en casa, un gran ambiente, propiciado en gran medida por el cerca de medio centenar de riojanos que acudieron hasta la localidad marinera, eran también alicientes para que por fin los rojillos rompieran su maleficio contra un rival de la zona noble que, además, venía a poner en juego sus opciones de aspirar al título en la última jornada.
Y los cántabros no fallaron, al menos en los minutos iniciales. Salieron como un vendaval, superaron a los riojanos en todas las facetas del juego, obligando al banquillo visitante a pedir un tiempo muerto cuando aún no habían transcurrido 3 minutos y dispusieron de oportunidades de todos los colores ante un Brian que era el mejor de los suyos. El partido tenía muchísimo ritmo, lo que unido al calor y a la tensión de un choque de poder a poder, devenía en un enorme desgaste físico por parte de todos los jugadores. Los castreños proponían con el balón, desbordaban cuando tenían que hacerlo y defendían con mucha intensidad, pero el gol se resistía y no llegó hasta el minuto 13 y de la forma más insospechada, desviando un jugador visitante un envío al área de los castreños.
El gol tenía su continuación veinte segundos después, al conseguir Raúl el 2-0 tras revolverse dentro del área y batir por bajo a Brian. Además, los visitantes se habían cargado rápidamente de faltas y tenían encima la amenaza de los lanzamientos desde 10 metros por lo que el partido parecía en ese momento muy favorable a los castreños.
Pero tampoco habían pasado veinte segundos cuando los riojanos recortaban distancias con un disparo exterior de Jorge que se colaba por el palo corto de Javi. Era una de las primeras llegadas de los de José Luis Quiñones al área local y el tanto suponía un mazazo para un equipo castreño que había hecho demasiados méritos con un esfuerzo enorme para gozar de tan poca renta a esas alturas de partido.
El gol visitante aturdía a los rojillos, que pasaban por sus peores momentos, lo que era aprovechado por Chema para lograr el empate con un tanto tras rebotar en el cuerpo de Javi un disparo repelido por el poste. Que no era la tarde de los locales lo mostraba también su desacierto desde los 10 metros, donde los castreños acudían hasta en tres ocasiones durante esta fase del partido, pero sin éxito.
Éxito que sí tuvieron nuevamente los riojanos, que lograban ponerse por delante al ejecutar rápidamente un saque de banda para que Chema subiera el tercero a falta de algo más de 2 minutos para el descanso. Con el público visitante estallando de júbilo, los rojillos no bajaban el nivel, y apenas unos segundos después de verse por primera por debajo dispondrían de una clarísima ocasión en los pies de Igor, que no acertaba a rematar frente a Brian un envío de Mario.
El primer tiempo concluía con ventaja para los visitantes, mucho castigo para un Castro que había hecho méritos para mucho mejor premio y a costa de un enorme desgaste físico, lo que iba a llevar a una segunda mitad con menos ritmo que la primera, con el Cerverano defendiendo su renta y esperando su opción a la contra y un equipo rojillo con menos fluidez pero la misma entrega que en los primeros veinte minutos.
La decoración tras el paso por los vestuarios cambiaba notablemente. Los visitantes esperaban en media pista y la velocidad del juego decrecía, puesto que había menos espacios y las posesiones debían ser mucho más largas. El peso del juego recaía en los locales, que seguían confiando en igualar el choque esperando que en esta segunda mitad el acierto estuviera algo más de su lado, pero pronto iba a verse que no.
Una pérdida de balón a los siete minutos se convertía en una clara ocasión que Jorge no perdonaba y la diferencia en el electrónico aumentaba hasta los dos goles. El castigo era aún mayor para los castreños, que veían como seguían gozando de oportunidades, aunque menos que en la primera mitad, pero también como las disponía su rival, peligrosísimo al contragolpe.
A falta de 8 minutos el Castro optó por jugarse el todo por el todo con Sergio Vitoria con portero-jugador, lo que llevó al encuentro a una recta final apasionante. Los rojillos acrecentaban su dominio, esta vez con la portería propia vacía, y con el riesgo que eso supone ante un equipo con la pegada de los riojanos. Las ocasiones no eran nítidas, pero la amenaza ante la meta de Brian era constante, como también el peligro en la local, con un par de lanzamientos desde propio campo que se iban fuera y al poste respectivamente.
La fatiga pesaba y con tantos minutos de superioridad las rotaciones eran continuas en los dos equipos. A falta de 1:27 para el final el Castro encontraba un atisbo de esperanza con un gol de Sergio Medina que iba a convertir los segundos finales en una moneda al aire. Primero el cadete Pedro Sanz no acertaba en el segundo palo, y a escasos 4 segundos, un disparo de Dani era repelido por Brian, salvando la victoria y las opciones de título de un Cerverano que, no dependerá de si mismo en la jornada final, pero que si supondrá una amenaza tanto para Ribera de Navarra y Lauburu Ibarra, a los que no les sirve el empate en su enfrentamiento directo.
Poco premio y sabor agridulce para el Castro en su despedida como local de la temporada, que siguió mostrando su gran momento de forma en esta fase final de la temporada pero que volvió a estrellarse con su poca pegada ante la meta contraria. La liga se cerrará el próximo día 9 con la disputa de la última jornada con la visita de los rojillos al Goierri, colista de la clasificación pero que aún mantiene opciones de permanencia que pasan inexorablemente por vencer a un equipo castreño que quiere despedir la campaña con un buen sabor de boca.