El pasado domingo 28 de octubre, el Grupo de Montaña Castro llevó a cabo una salida al Cañón del Rudrón, verdadero capricho de la naturaleza.
Las predicciones del tiempo, en general, no eran nada tranquilizadoras, aunque para este rincón mágico de Burgos eran más favorables. Por ello, aunque hubo alguna baja de última hora, no dudaron en acudir a su cita. Este Grupo no suspende las rutas por inclemencias meteorológicas; en el peor de los casos, busca alternativa.
Así pues, hacia allí se dirigieron por el Escudo. Y, al llegar al puerto, pudieron ver como la nieve lo cubría todo y, así, hasta el pantano del Ebro. Ya sólo el viaje ofrecía la oportunidad de disfrutar de hermosos paisajes. Desde el Páramo pudieron ver la honda cicatriz que el Ebro ha excavado a su paso por las tierras del norte burgalés. Las caprichosas formas de la roca en lo alto de Orbaneja del Castillo. Ya bajando hacia el valle, el otoño les regaló sus mejores galas cromáticas. Y, una vez dentro del Valle del Rudrón, todo ello era un gozo para la vista.
La ruta a pie partió del entrañable pueblo de Santa Coloma del Rudrón, patria natal de una de las compañeras del Grupo, que fue quien propuso y guió la ruta. Hasta preparó un cartel de recibimiento, al estilo de Bienvenido Mr Marshall, para regozijo de sus compañeros.
El recorrido circular ofrecía la gran belleza del cañón con caprichosas formas, que nada tienen que envidiar a otras de gran fama. El regreso, junto al río, añadía el sosiego del rumor del agua o su bravura en los saltos y el increíble colorido otoñal de la gran masa arbórea.
Así pues, a pesar del frío inicial y algo de lluvia a lo largo del recorrido, todos terminaron satisfechos de haber podido realizar esta hermosa ruta.