Castro no es de los que sale a especular. Lo quiere pescar todo a su paso. Los rojillos afrontaban la segunda jornada de la Ikurriña de Zarautz con un colchón de diez y once segundos, respectivamente, sobre Orio y Pedreña y, aunque les bastaba con atar en corto a ambos, la palabra conformismo no entra en su vocabulario. Los hombres que dirige Juan Mari Etxabe querían dejar claro, si es que alguien tenía dudas, quién manda en la Primera División traineril, competición en la que imperan a sus anchas -nueve triunfos en once jornadas-. Misión cumplida con creces.
La mar, completamente en calma, jugaba a favor de sus intereses. Remontar en esas condiciones a una tripulación con el estado de forma y confianza que exhibe 'La Marinera' era una misión poco menos que imposible. Sin embargo, los castreños, que presentaban dos cambios en las tostas con respecto a la víspera, eran consciente que tanto la 'Mirotza' como la 'Marina de Cudeyo' iban a intentarlo -no les quedaba otra- por lo que debían mantener la cabeza fría.
Los patroneados por Iker Gimeno aguantaron las acometidas iniciales sin inmutarse y cuando llegó la hora de la verdad asestaron el golpe de gracia. Los dos primeros largos fueron de escaramuzas y alternativas constantes. El Ferrari cántabro realizó la ciaboga inicial con una trainera de renta sobre los 'aguiluchos' y dos con respecto a los pedreñeros, pero en el segundo giro eran estos últimos los que comandaban la prueba, tras desenvolverse a la perfección en 'popare'.
Zona baja de la tabla
El tercer largo resultó, una vez más, determinante. Castro sacó a relucir todos sus vatios y a falta de 500 metros para llegar a la última ciaboga comenzó a romper la regata. Otra vez se repetía la historia. Salió como un tiro de la maniobra, mientras a Pedreña, que la realizó muy abierta, le costó bastante coger la enfilación. La suerte estaba echada. El tramo final de regata se convirtió en otro paseo triunfal para los pupilos de Etxabe.
La lucha por la segunda plaza de la jornada y de la clasificación general -un segundo separaba a Orio y Pedreña tras la regata del sábado- se decantó definitivamente del lado cántabro por tres segundos. San Pedro completó junto a los tres anteriores la tanda de honor y fue el gran derrotado de la jornada al perder el cuarto puesto en beneficio de Hondarribia. La 'Ama Guadalupekoa', que se adjudicó la segunda serie con aplastante autoridad, consiguió resarcirse así de la pobre imagen ofrecida el sábado. En la zona baja de la tabla Arkote parece abocado al descenso y Meira a disputar el 'play-off' de ascensos y descensos.
La Marinera: y dura y dura...
El anuncio de una conocida marca de pilas popularizó en su día el eslogan ".y dura y dura y dura." Lo protagonizaba un entrañable e incansable conejito que podría ser sustituido hoy por la tripulación de La Marinera de Castro. La embarcación cántabra aguanta toda la regata en alta intensidad, sin perder ni un ápice el conjunto, con la misma calidad técnica, concentración y fortaleza. Las pilas de los rivales son menos potentes en algunos casos y de más corta duración en otros.
San Pedro fue el primero de los de la tanda de honor que cedió. Orio aguantó hasta la segunda ciaboga pero en ese puerto de primera categoría que supone el tercer largo de salida hacia fuera, también sucumbió. Pedreña se reveló e incluso marchó proa de regata durante un buen rato tras la segunda ciaboga, pero a medida que los minutos iban pasando las pilas empezaron a mostrar síntomas de agotamiento. Primero reducción en el número de paladas, luego descompensación entre las bandas, precipitación y aminoración de la velocidad en última instancia. La batería al mínimo y el chivato rojo encendido. La consecuencia de querer igualar a pilas de otro nivel.
El entrenador de Castro, Juan Mari Etxabe, utilizaba otra metáfora para reflejar la misma idea. «Ha sido como en el boxeo. Un golpe aquí, otro allí. Pegas, pegas, pegas y al final doblegas al rival. En la primera jornada de la Ikurriña fue Orio y en la segunda ha sido Pedreña, pero ambas regatas han sido calcadas. Hemos demostrado que andamos mucho y bien».
Ante el empuje de Pedreña y Castro parecía que Orio quedaba fuera de juego en la primera parte del segundo largo, pero la Mirotza acertó apopare y encadenó varias series hasta meterse de lleno en la pelea, a la par de La Marinera en la ciaboga y a tres segundos de la Marina de Cudeyo. Los aguiluchos acusaron el esfuerzo en el tercer largo pero no perdieron el pulso de la regata y finalizaron terceros a una embarcación de Pedreña.
En esa tanda de honor, un bote rompió la fila de la igualdad tras la primera ciaboga. San Pedro quedó fuera de la disputa. La Libia cargaba con más cansancio de lo habitual desde las primeras paladas. Kilos de entrenamiento. Sufrió lejos de donde sabe que puede estar y terminó en un digno quinto puesto en el conjunto de la Ikurriña.
Cuarta ha finalizado Hondarribia, triste el sábado pero pletórico ayer. Se salió de su tanda y dejó pequeñas embarcaciones como Kaiku, Zarautz y Urdaibai. De no ser por el segundo largo, el de vuelta, el de las olas, el que se les suele dar bien, sería segundo. Fue el mejor tras Castro en el resto de largos.
Zarautz volvió a sufrir aunque superó a Urdaibai en su particular duelo mientras que Zumaia gustó en sus dos primeros largos, pero acabó cediendo ante Tirán y Meira. Las pilas.
Pedreña es una realidad
Después de un primer largo igualado Pedreña se marcó un largo de empopada espectacular gracias al cual se presentó en cabeza en la segunda ciaboga. Ocho segundos le sacó a Castro volviendo para adentro a favor de las olas. No hacía falta hacer demasiado esfuerzo mental para imaginar a la Marina de Cudeyo encarando la txanpa final en la bahía donostiarra con el Aquarium a un lado y la isla a otro. Mayores quebraderos de cabeza provoca a los que ya empiezan con las matemáticas de cara al jueves día 3. Casi todos. Pedreña ya no es una sorpresa. Es una realidad.
Extraído de: elcorreodigital. com y diariovasco.com