La Bandera de La Concha que se presenta hoy (12.30) en el Ayuntamiento de Donostia constituye el punto más importante del calendario de traineras. Los clubes más fuertes del Cantábrico enfocan la temporada hacia ella atraídos por una magia que sólo aportan los dos primeros domingos de septiembre. La resaca que provoca esta competición va arrastrando los planes de las tripulaciones más potentes hasta que quedan al descubierto durante las semanas previas.
Desde la Ikurriña de Zarautz los comentarios sobre la puesta a punto de cada trainera para La Concha emergen al escenario público aunque la bahía donostiarra está presente en los objetivos iniciales de la mayoría de embarcaciones. ¿Cómo llegar en plenitud de condiciones? Los entrenadores de algunos de los favoritos quieren quitar misterio a la respuesta. No ven secretos en la puesta a punto.
A Juan Mari Etxabe, entrenador de Castro, no le convence el concepto de los picos de forma. «Puede valer para alguien que no quiera saber nada de la liga, pero si no, es difícil subir y bajar en el mismo verano». «Conseguir planificar el trabajo de tal manera que los trece remeros alcancen el mismo pico en la misma semana es una utopía», ratifica Aitor Balda, míster de San Pedro, que piensa que «no hay casi margen de maniobrar en un verano lleno de competiciones».
El mismo punto de escepticismo muestra su colega en Hondarribia, Mikel Orbañanos, quien cree que «es muy complicado controlar el estado de forma dentro de un plazo de poco más de dos meses. Después de unos años en este mundillo pienso que el nivel que tienes en julio y agosto no se puede cambiar demasiado para septiembre. No hay una variación de medio minuto. Puedes ajustar algo y ganar algún segundo pero poco más».
No hay matemáticas
Cada maestrillo tiene su librillo en cuanto a la fase de aproximación hacia la trascendental cita pero todos coinciden en que no hay una fórmula matemática. «Todos los entrenadores hacemos nuestras pruebas en las últimas regatas pero a veces te sale el tiro por la culata», bromea Joxean Olaskoaga Aizperro, técnico de Orio.
El míster amarillo explica que «hay ciclos en los que normalmente se hacen dos semanas de carga y una de descarga. Nosotros hemos hecho muy suave esta semana para hacer las últimas pruebas en Castro y Orio e ir con buenas sensaciones a la clasificatoria».
San Pedro reconoció llegar a Zarautz cansado tras acumular mucha carga de trabajo con el objetivo de soltarla después. Su míster sólo quiere pensar en «el jueves de la clasificatoria. Si es difícil acertar para llegar a tope a una fase corta de la temporada más todavía ajustar para ese día concreto».
En Castro la fase más dura llegó justo después de la doble jornada de Zarautz y en Hondarribia, reconoce Mikel Orbañanos, «hemos entrenado fuerte esta semana aunque intentando no pasarnos para relajarnos ya tras las regatas de Castro y Orio . De todas formas, nunca sabes qué es mejor. A veces acumulas carga la semana previa y no va bien, o descansas pensando que es mejor y no aciertas».
Juan Mari Etxabe confiesa que «en Castro, como en otro muchos clubes, planificamos la temporada en función de La Concha y sí que trabajamos en un plan para ir subiendo gradualmente la forma de manera que lleguemos lo mejor posible a Donostia. Eso es más factible que lo de los picos».
El único factor que los técnicos consideran objetivo a la hora de afinar la puesta a punto es el del bloque. Todos entrenan estos días con una alineación muy similar a la que mostrarán en La Concha. Kaiku lleva ya varias semanas ensayando con sus trece hombres de gala y es la única trainera que ha podido preparar a conciencia la bandera donostiarra al margen de la exigencia de la ACT.
En el lado opuesto está Zarautz, aquejado por varias lesiones. «Mi mayor pena es no haber podido entrenar más con el bote titular», se lamenta Kike López, míster de la Enbata y uno de los que es duda para las próximas regatas. «Me he visto obligado a hacer muchos cambios y eso redunda en la calidad del bloque». Las conclusiones, en breve.
Extraído de: diariovasco.com