viernes. 29.11.2024

Sonarán cuando las dos manecillas del reloj formen una línea horizontal. La pequeña apuntando hacia abajo y la grande, hacia arriba. Las doce mejores tripulaciones del Cantábrico se apresurarán a responder los primeros tonos de la llamada más esperada, la que a través de Telefónica abre la Liga San Miguel. La operadora esperará en forma de bandera en el nuevo y elegante catamarán que estrena la ACT. Junto a ella, doce puntos y un maillot amarillo. Ilusiones renovadas e inyección de moral.

Como si los nervios propios de la inauguración de un gran evento no fueran suficientes, hay que añadir que será una contrarreloj la que decida en qué posición inicia cada club la competición que con tanto mimo ha preparado. La única referencia que llegará a los remeros saldrá de los gritos del patrón, que escuchará por su pinganillo el carrusel de resultados.

Orio se llevó la edición del año pasado de esta bandera, pero los tonos no sonaban igual. En aquella ocasión, la Mirotza fue la que mejor se movió entre las olas de La Concha y arrasó a sus rivales en una demostración de habilidad y poderío. El contexto de hoy será muy diferente. Una contrarreloj, en la ría, donde cada uno podrá elegir su enfilación sin estorbos y donde los vatios jugarán un papel importante a la hora de marcar tiempos. Condiciones que convierten a la primera jornada de la liga en un termómetro del estado de forma de cada trainera.

Pronóstico incierto

La expectación es la mayor de las siete ediciones de la Liga San Miguel. Hasta los propios remeros, normalmente cautos, comienzan la temporada optimistas y ambiciosos. Y más clubes que nunca se autocolocan en la lista de favoritos. Urdaibai tiene entre ceja y ceja el tercer título consecutivo que le daría derecho a poseer la Corona Caja Madrid. Castro ha alardeado de potencial durante la pretemporada. Orio empieza con más ilusión que nunca en sus tostas. Y San Pedro ha metido el miedo a los rivales en alguna regata disputada recientemente.

Pero incluso las embarcaciones que partirán en la segunda tanda cuentan con aspiraciones de entrar entre los cuatro mejores. Zarautz tiene plena confianza en que mejorará respecto al año pasado, Hondarribia se ha reforzado para ello, Pedreña llega crecido tras plantar cara a Castro en Cantabria y Zumaia ya mostró en el test de Orio que no ha perdido el tiempo. ¿Quién da más?

Cuesta abajo primero, para arriba después

Aunque pueda parecer que una cosa no tiene nada que ver con la otra, es lo que tiene la influencia de la luna. Las mareas. Los remeros competirán mañana a una hora en la que el nivel del agua estará bajando, factor que tendrá su incidencia en el transcurso de la prueba. Las embarcaciones realizarán el primer largo con la corriente a favor, hacia el mar. Lo que en asfalto equivaldría al cuesta abajo. Lo contrario ocurrirá al volver. Así las cosas, esta tarde se volverá a dar la postal de las traineras bogando pegados a la orilla de la ría, con el Guggenheim justo encima, volviendo hacia las balizas de meta para evitar en lo posible la corriente. Modernidad y tradición en un espectáculo que espera reunir cerca de diez mil espectadores a lo largo del recorrido.

Cada embarcación podrá elegir su enfilación, por lo que no se espera que haya desigualdades entre unos y otros. Al menos entre los que boguen en la misma tanda. En un deporte en el que se compite sobre un terreno de juego vivo no es fácil encontrar la igualdad total en las condiciones del campo de regateo y también hoy existe una pequeña preocupación.

El hecho de que haya tres tandas significa casi una hora de diferencia entre Arkote, primera en salir, y Urdaibai, última. El agua bajará con más fuerza en la primera tanda y de manera más suave en la última, por lo que las cuatro primeras embarcaciones contarían con una pequeña desventaja. Preocupación que se multiplica para la jornada de mañana en Portugalete, con tres tandas en línea y con cuatro calles.

Extraído de: diariovasco.com

REMO / Los primeros tonos de la llamada más esperada