Más de 12.000 personas recibieron a los remeros en el Ayuntamiento Los campeones se trasladaron en barco desde el muelle de Don Luis.
Apoteosis final en Castro. La prudencia que había acompañado a los aficionados castreños desde el día 7 de septiembre, tras la victoria de 'La Marinera' en la primera jornada, dio paso ayer a una alegría desbordante en la ciudad desde que a las 12.46 horas se supo que Castro había logrado su cuarta bandera de La Concha.
Más de 12.000 personas abarrotaron la Plaza del Ayuntamiento y los aledaños para recibir a los remeros como auténticos héroes. Muchos de ellos (unos 2.500 castreños) se habían desplazado a San Sebastián para ver en directo esa histórica victoria de su equipo. Pero ese era sólo el aperitivo. No querían perderse la multitudinaria celebración que les aguardaba ya en tierras castreñas, junto con el resto de sus vecinos. Y no era para menos. La 'marea roja' inundó Castro para vibrar como nunca.
Pasadas las ocho y veinte de la tarde llegaron los remeros a la Plaza del Ayuntamiento. Pero este año, a diferencia del 2006 con la tercera Concha, los campeones no lo hicieron en un autobús descubierto. No. Ayer llegaron en una embarcación de recreo que partió desde del muelle de Don Luis al filo de las ocho y atracó diez minutos después en el muelle de la Cruz Roja, en concreto, en el interior de la dársena. Ese trayecto en barco estuvo amenizado por la Agrupación Musical Amigos Castro Peña y alguna que otra bengala que desde tierra hacía más espectacular la llegada al puerto de los remeros. Mientras, a la espera, los miles de aficionados no cesaban de cantar el himno de 'La Marinera', gritar 'campeones, campeones' y ondear banderas de Castro y del club de remo.
Tras desembarcar en el muelle, una pasillo improvisado les abrió paso a los remeros hasta el propio Ayuntamiento. Fue un paseo triunfal. Los campeones de la Concha 2008 fueron agasajados en todo momento por la afición que no paraba de hacerse fotos con los protagonistas. La prueba de ello es que tardaron más de lo habitual en acceder hasta la puerta principal de la Casa Consistorial donde fueron recibidos por las numerosas autoridades municipales, encabezadas por el alcalde Fernando Muguruza.
Pero si la fiesta fue hasta ese momento inenarrable, tras la salida de los remeros al balcón del Ayuntamiento llegó la apoteosis en Castro. Un ruido ensordecedor y un Iker Gimeno que, además de gran patrón sabe ejercer como nadie de maestro de ceremonias, destacaron en el ofrecimiento que los remeros hicieron de la la bandera de La Concha al pueblo castreño. La afición estaba tan entregada y agradecida a su club que aceptó todas y cada una de las invitaciones que Iker les hizo, como cantar («mucho Castro, mucho Castro es...»), botar (¿qué bote Castro!) e incluso hacer la famosa ola, al son todo ello, como no, del himno de La Marinera.
Los aficionados se encontraban tan a gusto que nadie quería moverse de la Plaza del Ayuntamiento. Así que los remeros ondearon, uno por uno, la bandera de La Concha ante el delirio la 'marea roja'. No faltó a la cita tampoco uno de los grandes triunfadores de la jornada, su entrenador Juan Mari Etxabe, que no podía disimular su alegría. Al grito de 'Aúpa Castro' y 'Aúpa La Marinera', el técnico agradeció a todos los seguidores el apoyo que ha recibido el equipo en todo momento. Y no es para menos porque el gran activo que tiene la Sociedad Deportiva de Remo de Castro Urdiales es, sin duda alguna, su afición. Su gran afición.
La marea roja tomó La Concha
Se esperaba un gran ambiente en San Sebastián, y desde las primeras horas de la mañana los autobuses con aficionados cántabros, fueron llegando a la capital donostiarra. Se cifra en más de dos mil castreños los que se dieron cita en la regata. El color rojo de sus camisas, pañuelos, viseras y banderas dominaba en la lluviosa mañana donostiarra.
Las aficiones esperaban expectantes el comienzo de la prueba. Los más bulliciosos, los rojillos. La ventaja de 18 segundos de su barco les daba margen para mostrar su alegría y euforia contenida hasta que llegase el momento final de ondear la bandera.
En el momento en que 'La Marinera' enfiló la entrada a la rampa de desembarque, la explosión de júbilo fue unánime. Todos querían estar cerca de sus héroes, tocar la banda de estribor o babor de 'La Marinera'. Cuando los remeros castreños comenzaron a desembarcar el sonido de las trompetas y los gritos de celebración fueron ensordecedores. Nadie quería ceder un centímetro de su privilegiada posición.
Un hombre se llevó la palma. Quizá por ser más 'manejable' que los fornidos remeros, el patrón, Iker Gimeno, fue sacado a hombros. Portaba el preciado trofeo que los castreños han conseguido en cuatro ocasiones. El trayecto fue complicado para Gimeno: abrazos, felicitaciones el patrón castreño atendió a toda su afición uno por uno.
Fueron momentos para la historia. La rampa se tiñó de rojo, y en esta ocasión los amarillos y azules dejaron sitio para sus rivales. Parecía que se hubiesen querido sumar a la fiesta.
Hemos hecho muy bien los deberes
' El preparador de 'La Marinera' no ocultaba su satisfacción por el triunfo. Había sido una semana complicada y había tratado de conseguir máxima concentración en sus hombres. Al final lo consiguieron y demostraron en el agua que en 2008 han sido los mejores en La Concha. «Realmente estoy muy satisfecho, nos han salido muy bien las cosas y hemos conseguido un gran triunfo. Como ya adelanté, no hemos salido a dejar hacer a los demás. Hemos querido ganar la tanda, pero a Orio le ha salido una de las mejores regatas del año, por no decir la mejor. Pero lo que importa es el cómputo de las dos jornadas y hemos sido los mejores. Hemos hecho bien los deberes».
Para Juan Mari Etxabe la regata ha estado controlada y no ha visto peligrar el triunfo de su trainera en ningún momento. «Hemos salido bien, han tratado de romper la regata y no les hemos dejado. De su dominio inicial nos hemos repuesto a mitad del primer largo y les hemos alcanzado. Creo que hemos estado muy bien en los momentos que nos han exigido. En el largo de vuelta le dije a Iker que no se acercarse mucho a Orio, pues cualquier situación nos podía perjudicar. Un choque de palas por acercarnos demasiado Hemos venido muy tranquilos y creo que haciendo una buena regata».
De cara al final de la Liga Juan Mari no arroja la toalla. «Nos llevan cinco puntos y quedan dos regatas. Para nosotros son días de celebraciones y no sé cómo llegaremos al sábado en Bermeo, pero desde luego que no arrojamos la toalla. Hay que ser ambiciosos y como a nosotros nos exigen al máximo, nosotros tenemos que hacer lo propio con Urdaibai. No va a resultar fácil, pero lo vamos a intentar».
Extraído de: eldiariomontanes.es