La naturaleza demostró ayer que puede hasta con la mejor organización, la tecnología más avanzada y la previsión más certera. Protagonizó su alarde en diez minutos. Una tormenta, negra y compacta, apagó la ACT. Hizo que todo su mecanismo técnico dejara de funcionar, que las balizas del campo de regateo quisieran huir de su anclaje y que las tripulaciones que bogaban en ese momento enfilaran sus botes hacia la desorientación. En tierra, estampida. Sálvese quien pueda. ¿La regata? Hablamos mañana.
Se veía venir. Lo avisaron los flysch zumaiarras. Balcones geológicos desde donde se avista la inmensidad. Una cortina negra avanzaba desde el oeste. Una postal en directo. Durante la regata femenina fue objeto de aislados comentarios. Se convirtió en un rumor alarmante en la primera tanda de los hombres y cuando los cuatro botes de la segunda se alineaban para dar la salida ya nadie reparaba en el agua. La noticia la traía el cielo.
Mientras Urdaibai abría hueco sobre Zarautz, Kaiku y Pedreña comenzaba el desfile en el muelle. Los aficionados se marchaban ante el cambio de color del firmamento. Y cuando la pelea deportiva se acercaba a la segunda ciaboga, explotó. Aguacero, viento y bajón de temperatura. La regata quedó en papel mojado, nunca mejor dicho.
Delegados, jueces, periodistas y organizadores elevaron hasta el límite la densidad de población de la pequeña carpa de la meta. Del caos brotaban los mensajes: «Así no se puede seguir», «qué hacemos ahora», «no se ve nada». Hasta que la bandera roja confirmó los pronósticos. José Manuel Oyarbide, delegado de San Pedro, ordenaba a los suyos, «regata suspendida, trainera fuera. Repito, salir de ahí, no hay regata».
En el agua, Santi Zabaleta, remero de Urdaibai, explica que «hemos visto que venía un frente y cuando ha caído sobre nosotros teníamos dificultades de ver la parte de fuera. De repente nos ha caído agua y granizo con fuertes rachas de viento. Se ha movido la baliza de meta y bastante trabajo hemos tenido en girar. Nos hemos llevado la boya por delante. Y luego, el largo hacia afuera estaba muy cerrado. Existía el peligro de no acertar con la enfilación y de haber seguido adelante hubiera sido una aventura».
Compensación económica
Eugenio Fernández, del comité de competición de la ACT, argumentaba la decisión diciendo que «se han movido las balizas y aunque hayan sido unos minutos nos hubiera costado horas volver a reconstruir el campo de regateo». Joseba Bilbao, del jurado, añadía que «lo primero es la integridad física de los remeros y tal y como se ha puesto en un momento no podíamos permitir que siguieran».
La ACT anunció tras la suspensión que los clubes participantes recibirán una compensación económica por acudir a la regata. Al no percibir los premios correspondientes cada club recibirá la cantidad de 1.125 euros tal y como establece el artículo 44.4 de la normativa para casos de suspensión.
En la primera tanda Tiran se había impuesto a un Zumaia que arrancó bien pero que pegó unos saltos hacia afuera que le pusieron detrás de los gallegos, a remolque. En el largo de vuelta recortaron distancias pero Tirán se marchó otra vez a partir de la mitad de la regata. Los ganadores de la primera tanda se frotaban las manos ante la que venía y, de hecho, vieron que su tiempo era mejor que el de Urdaibai en las dos únicas ciabogas que dio la Bou Bizkaia antes de la tempestad.
Hoy tendrá lugar una nueva jornada en Getxo y resolverá las incógnitas que, como la regata, quedaron en suspenso. Castro partirá de favorito y está por ver si la espina clavada el miércoles por Astillero en el campeonato cántabro juega un papel positivo y negativo para ellos. San Pedro, Hondarribia y Orio compartirán tanda de honor. En mar. A la espera de lo que depare la naturaleza.
Extraido de: diariovasco.com