Historia y juego se dan la mano en uno de los casinos más antiguos de España a 45 minutos de Castro Urdiales.
Construido sobre las ruinas del antiguo casino de Santander, el Gran Casino Sardinero surgió en los albores del siglo XX, una época convulsa en el terreno político con la Primera Guerra Mundial como telón de fondo, pero con una cultura floreciente y rica. El antaño casino santanderino fue el punto de encuentro de la flor y nata de la sociedad española, con visitas ilustres como la de Amadeo de Saboya, la reina Victoria Eugenia o Alfonso XIII.
Fue el punto de encuentro de la aristocracia tanto nacional como internacional; de hecho, durante muchos años se convirtió en uno de los centros neurálgicos de la ciudad cántabra, con importantes aportes tanto al turismo como a la economía. Hoy en día, sigue siendo una parada imprescindible para conocer la historia de Santander y su enorme terraza contribuye a la cultura ofreciendo conciertos y espectáculos en directo.
Inicios tormentosos
El Gran Casino Sardinero emergió en 1916 de las ruinas del antiguo casino de Santander. El nacimiento del nuevo siglo trajo consigo la prohibición del juego por parte de la dictadura de Primo de Rivera. Sin embargo, una década después el juego volvería a abrirse paso en la sociedad española y con ella, la construcción de un excelso edificio dedicado al ocio, más grande que el anterior, que incluía una oferta mejorada de entretenimientos, juegos y espectáculos en directo.
Su aperturismo y proyección hacia un público más amplio, no solo relacionado con la burguesía, permitió que los juegos de casino se popularizaron, convirtiéndose en todo un reclamo turístico. En la actualidad, el juego es una de las principales actividades de ocio de nuestro país. Su impecable adaptación tecnológica ha permitido a los jugadores seguir disfrutando de las mejores experiencias de casino, como las que ofrecen https://www.srcasino.es/, sin necesidad de moverse de sus casas, incluso en momentos tan complicados como los que trajo consigo la pandemia por Covid-19.
Sin embargo, el Gran Casino de Santander no solo ofrece juegos de azar a sus visitantes. Sus más de 4.000 metros cuadrados dan cabida a múltiples actividades como espectáculos, música en directo, eventos deportivos y una oferta gastronómica de primer orden. La cultura es otra de las protagonistas de este edificio centenario, con jornadas y cursos relacionados con las artes y las ciencias, exposiciones y coloquios.
Belleza arquitectónica
El casino fue terminado en 1916 y su obra fue encomendada al arquitecto Eloy Martínez del Valle bajo el patronazgo del empresario belga Georges Marquet. Del Valle decidió emular los pasos seguidos por su colega Charles Garnier en la construcción del Gran Casino de Montecarlo. El resultado es un espectacular edificio de diseño clásico, coronado por dos cúpulas señoriales.
En sus inicios, disponía de entrada para carruajes, varios salones de espectáculos, un gran café, un bar y un restaurante, un teatro, un salón de billar, una sala de esgrima, una biblioteca y una sala de lectura, muchas de las cuales permanecen en la actualidad. Mención aparte merece su exquisita terraza, punto de encuentro de numerosos conciertos y espectáculos en las noches de verano.
Su interior neo-renacentista corrió a cargo del escultor Jose Quintana, cuyo estilo depurado da la bienvenida a los numerosos visitantes que quieren pasear entre los muros históricos de un edificio centenario, testigo silencioso y soberbio de la historia de Santander.