Para los amantes de la cocina, cada electrodoméstico cumple una función particular en las mesadas. Desde electrodomésticos pequeños, como tostadoras, jugueras, waffleras hasta freidoras, todas facilitan la hermosa tarea de cocinar tanto para una persona como para los amigos y seres queridos.
Pero hay una gran controversia respecto de aquellos alimentos que requieren una cocción más extensa, más elaborada y con otros tiempos. Cuando se trata de carnes y verduras cocidas, y que se pretende que absorban los sabores que se eligieron para su cocción, se duda de qué manera prepararlas. Existen dos electrodomésticos opuestos, pero complementarios: el microondas y horno eléctrico. Incluso hay un tercero, que es el horno a convección, pero reduciendo a las primeras dos posibilidades, habrá que analizar que es más conveniente.
En el caso del microondas se presentan ciertas formas de cocción que lo diferencian del horno eléctrico. Por ejemplo, la forma de cocinar es a través de las ondas electromagnéticas, es decir, de la radiación que estas emanan. La cocción se suele realizar en menor tiempo, ya que alcanza una temperatura elevada rápidamente. En realidad, el microondas toma la humedad que hay en los alimentos y lo utiliza para alcanzar altas temperaturas, desde el centro hacia afuera. Esto quiere decir que, por ejemplo, una presa de pollo, se va a cocinar desde el hueso hacia afuera, ya que se calentara desde el núcleo de la presa hacia su parte externa. Eso garantiza una correcta cocción, partiendo de los propios jugos de los alimentos.
Como en todo artefacto, se deberá tener en cuenta el correcto uso del mismo. Al adquirirlo vienen con libros de recetas, como así también con las pautas de mantenimiento, para su correcto funcionamiento. Al ser un artefacto que está expuesto a altas temperaturas por largo periodo de tiempo en casos de cocciones largas, puede recalentarse alguna pieza, o bien los botones y pantallas de regulación de tiempo. Para ellos, existen técnicos especializados que darán solución al problema con rapidez, realizando la reparación de electrodomésticos y reemplazan las piezas obstruidas o averiadas con repuestos originales., como es el caso de los profesionales de SobreSeguro.
Hay quienes opinan que no es sano, que las ondas producidas por el microondas son nocivas para la salud de los humanos, y que genera una pérdida de nutrientes, alterando la estructura molecular del producto. Pero, fuera de esos comentarios, el horno microondas es uno de los electrodomésticos infaltables en cualquier cocina y uno de los más elegidos. La practicidad para calentar las comidas, en poco tiempo, en la vorágine con la que se vive en la actualidad, no tiene comparación. Además, el horno microondas es sencillo de limpiar.
En cuanto a la apariencia de los alimentos que allí se cuecen, no existe el acabado dorado, ni el crocante, ni la base de una masa: y aquí el horno eléctrico se lleva los premios. Este invento que ha llegado a las vidas de los consumidores, y es un punto medio entre el microondas y el horno clásico de convección.
Calienta muy bien, más rápido que el horno común, pero no tanto como el microondas. Tuesta, derrite, y dora los alimentos. También los desgrasa, y se pueden elegir si se pretende que el calor impacte desde arriba, desde abajo o de ambas resistencias en simultáneo.
Para muchos, ambos electrodomésticos se complementan perfectamente: uno descongela, realiza la pre-cocción de los alimentos, y el otro remata con una cocción en donde se le da esa crocantes que se espera, terminando de cocinar y realzar el sabor de los alimentos. Es versátil: se pueden realzar desde preparaciones muy simples hasta las más complejas, y se adapta para aquellos usuarios que no cuentan con gas natural. El resultado de ambos electrodomésticos puede resultar exitoso, ya sea por separado o en combinación para lograr la comida perfecta.