La Peña de Santullán constituye un complejo kárstico de hace unos 150 millones de años. Miguel de la Vía y la empresa Canteras de Santullán la están destruyendo desde hace unos 40.
Algunas personas cuando vemos el progresivo destrozo que se está haciendo en la Peña sentimos una humillación parecida a la que puede sentir cualquiera a quien le están robando algo delante de sus narices sin poder hacer nada para evitarlo. Desde hace un año y pico, la explotación de la cantera ha dado un paso más para cargarse la Peña rompiendo el perfil de su lado Este para continuar con las extracciones de piedra hacia el Sur, en Bicuédrano.
Aunque no lo queramos creer, la destrucción del medio natural del municipio de Castro Urdiales, al inicio del siglo XXI de la sostenibilidad, alcanza unas cotas de barbaridad que jamás hubiéramos sospechado. Desde nuestra asociación nos sentimos muy satisfechos cuando logramos parar la destrucción del Bosque de Valverde, pero ahora que observamos que en pocos años puede desaparecer la Peña nos invade tanta rabia que sólo podemos encauzarla para hacer algo en la dirección de salvar la Peña. A aquellas las personas que puedan sentirse identificadas con este comunicado, tenemos que decirles que no es la primera vez que intentamos mostrar públicamente nuestra protesta. La verdad es que siempre nos ha podido la frustración, la sensación de que hagamos lo que hagamos hay cosas que no tienen remedio, sobre todo cuando hay intereses económicos de por medio. Ya se sabe: otro Castro no es posible. Sin embargo, entendemos que hay una razón para seguir protestando. Es simple; si no lo hacemos y nos destruyen la Peña ¿cuál va a ser el siguiente paso? Si somos complacientes ahora, a buen seguro que no tardarán en exprimir cada metro de suelo hasta acabar poco a poco con el paisaje: el dominio público a expensas del interés privado. Así es como se viene haciendo en los últimos años con la complacencia de políticos y ciudadanos.
El valor de la Peña de Santullán
Empecemos por decir a quien no lo sepa lo que para nosotros vale la Peña.
La Peña de Santullán es un auténtico monumento de la naturaleza.
Lo primero que observamos en ella son sus cualidades paisajísticas. Esta mole kárstica de notables desniveles alberga además en su interior una riqueza espeleológica inconmensurable. Eso es algo que sabemos a través del GELL (Grupo Espeleológico la Lastrilla), a quienes tenemos que agradecer el excelente trabajo realizado durante muchos años sobre la espeleología y la arqueología de esta montaña. El vídeo que realizó el GELL en 1.993 sobre el karst de la Peña Santullán es un testimonio valiosísimo de lo que hay dentro de la peña; nos enseñaron, entre otras cosas, el Sistema de Los Peines, un itinerario único de la espeleología española, si es que aún no se lo han cargado las voladuras de la cantera.
La singularidad de la Peña se explica también por sus valores ecológicos, por los diferentes ecosistemas que conviven en este lugar: además de su hábitat subterráneo, el roquedal, el lastonar, matorral de montaña con especies florales protegidas, y como no, el maltratado encinar cantábrico que se extendía por todas las latitudes de la Peña, y aún se conserva por la zona sur. Esta variedad de ecosistemas permite la habitación y alimento de una variada fauna, en la que no faltan, incluso, endemismos en alguna de sus cuevas, y además de los protegidos quirópteros, el buitre leonado, alimoche y otras especies.
El paisaje, la flora, la fauna… y el hombre. La Peña de Santullán contiene numerosos yacimientos arqueológicos que nos enseñan la presencia de varias civilizaciones, desde el Paleolítico Superior hasta nuestros días. Algunos de ellos han sido expoliados, otros han sido bien estudiados, y aún quedan muchos que deben estudiarse más concienzudamente. Se encuentran en todas las direcciones, dispersos en varias de las cavidades de la Peña: Bicuédrano, Torca de las Palomas, los Peines, Abrigo del Huerto Isidro, Cueva de los Santos, Covarrubias y otros. El más famoso de todos ellos es el Castro de la Peña de Sámano, importantísimo yacimiento de unas 10 Has. de superficie que lleva estudiándose varios años obteniéndose numerosos hallazgos desde la edad de bronce hasta la época romana. El castro fue declarado Bien de Interés Cultural en junio de 2002, delimitando un entorno de protección insuficiente pues no va evitar que la explotación de la cantera por el sur de la Peña se sitúe justo a las puertas de este yacimiento. Los intereses económicos también pueden con el patrimonio arqueológico.
En fin, la Peña es también un enorme recurso cultural que nos habla del paso del hombre a través de varias civilizaciones: el Paleolítico Superior, el Neolítico, la Edad de Hierro, Roma. Durante miles de años, el hombre convivió en buena armonía con este medio natural. Sin embargo, la huella de Canteras de Santullán y Dolomitas del Norte muestran una civilización que destruye el medio y desprecia a la humanidad: una humillación para la historia y la cultura de nuestro municipio.
De la importancia de la Peña no hablan sólo los ecologistas o los arqueólogos. El propio Ayuntamiento en el Plan General del 95 protegía la Peña declarándola como Suelo No Urbanizable de Protección Ecológica con la excepción de la explotación de la cantera que se circunscribía a unas 75 hectáreas aproximadamente, en la parte delantera. Los yacimientos arqueológicos se incluyeron en el catálogo de protección del propio Plan. El Gobierno de Cantabria, más recientemente, con el Plan de Ordenación del Litoral, declara la Peña como Área de Interés Paisajístico.
¿Cómo es posible entonces que algo que por un lado se dice proteger se esté en realidad destruyendo?
Miguel de la Vía, el Ayuntamiento de Castro Urdiales y la Junta Vecinal de Santullán
Podemos entender que a Miguel de la Vía y satélites les importe menos que una piedra la arqueología, la ecología, el paisaje y otras zarandajas. Lo que es más difícil de entender es el papel de nuestros políticos locales. Algunos de ellos se han dejado ver en más de una ocasión en contra de la cantera de Cerredo y se han mostrado partidarios de poner al menos un límite a la explotación de la cantera de Santullán. Pero ya es sabido que en este pueblo la ambición de unos puede más que las posturas de los otros. Así ha sido y está siendo, no hay más que mirar como se está dejando el municipio. En el caso de la Peña se produce mediante convenio urbanístico, una figura que ha resultado nefasta para equilibrio urbanístico de Castro Urdiales pero que ha dado resultados excelentes a promotores urbanísticos. Miguel de la Vía firma un convenio urbanístico con el Ayuntamiento en el año 2001, siendo alcalde Rufino Díaz Helguera y concejal de Urbanismo Joaquín Antuñano Helguera, que permite al primero obtener un mayor volumen de edificabilidad en terrenos de su propiedad (cerca del Castillo de Ocharan) y ampliar a unas 200 Has. la superficie de explotación de la Peña, que pasa de ser de Especial Protección Ecológica a Área Extractiva. En este insólito intercambio el Ayuntamiento obtiene 11.000 m2. para parque urbano, la zona oeste de los jardines del Castillo. Este convenio recibe la bendición de la Comisión Regional de Urbanismo y se aprueba en abril de 2003 mediante el modificado puntual del P. G. nº 3. Miguel de la Vía ya está obteniendo resultados con la vertiginosa explotación de la cantera que ahora se va extendiendo hacia el Este y hacia el Sur. Dentro de poco se construirán los bloques de viviendas al lado del Castillo (antes del convenio sólo se podían construir viviendas unifamiliares). Del parque urbano para el pueblo no sabemos nada. Este convenio, muy poco conocido por la opinión pública, es ejemplar para entender el modelo urbanístico que se ha practicado en Castro Urdiales en los últimos años: el urbanismo como negocio, en el que el dominio público se intercambia como una vulgar mercancía. Nos parece tan inverosímil y extravagante que a buen seguro vamos a desentrañar toda esta historia para ponerla en manos del juez a ver que le parece.
Con estos datos, se entenderá que titulemos este comunicado como “la historia de una humillación”. Aquí se ha mancillado a la historia, al paisaje, a la cultura, e incluso a la política entendida ésta como el digno proceder por el que unas personas se dedican a administrar los intereses de todos.
Pero la Peña Santullán es también la historia de una humillación económica. Y quienes sufren como nadie esta humillación son los vecinos del pueblo de Santullán. Santullán es hoy un pueblo fantasmal, contaminado de ruido, polvo y tráfico. Sus vecinos lo llevan con resignación, asumiendo este precio a cuenta del trabajo que la cantera da a una buena parte de sus vecinos. La Junta Vecinal, desde mediados de los sesenta cedió los terrenos de su propiedad para la cantera, y desde entonces la vida de este pueblo ha quedado condicionada por este hecho. Hoy no podría haberse autorizado una cantera a menos de 2.000 mts. de un núcleo urbano. Los Corrales, Otañes, Lusa, Mioño, Sámano, Santullán, Momeñe, Hornás, son núcleos de población que están a menos de 2 Km. Habrá que preguntarse si la renovación de la explotación hecha hace algunos años no tendría que observar esta norma. A diferencia de Santullán, la Junta Vecinal de Sámano siempre se opuso a que la cantera se ampliara por el Oeste, de tal manera que el corte de la cantera coincide justamente con el límite entre ambas juntas vecinales.
Se constata entonces que la decisión sobre el futuro de la Peña está en manos de un puñado de personas, y eso es algo que no podemos aceptar. La peña de Santullán es un bien común de enorme importancia como para que una Junta Vecinal decida expoliarla. El futuro de la peña lo decidimos todos.
Y hablando de todos. Quien mejor representa los intereses de todos los ciudadanos del municipio es el Ayuntamiento. Tenemos que referirnos, por tanto, al actual gobierno municipal, al tripartito. No es difícil imaginarse al Alcalde Muguruza, quejarse de que este es un problema heredado, como otros muchos, del anterior gobierno municipal. Este es un problema de primer orden, seguramente el principal problema ecológico que se está dando ahora en el municipio, y que lleva camino de ser irreversible. Hay un convenio urbanístico muy oscuro, y se está produciendo una explotación de una cantera que va a cargarse una buena parte de nuestro patrimonio. Alguien tiene que responder porqué no se hace nada para evitar la destrucción de Bicuédrano o del encinar del Sur de la Peña. Nos gustaría saber si desde la Concejalía de Medio Ambiente se controla el Plan de Restauración y si se hace algún tipo de seguimiento. También queremos saber en que expediente de Declaración de Impacto Ambiental se ha autorizado la ampliación de la cantera y en que medida ha participado el Ayuntamiento y cuáles son las medidas correctoras… También nos gustaría saber hasta donde quiere llegar la Consejería de Cultura para defender el patrimonio que contiene la Peña, y porqué la Consejería de Medio Ambiente no hace nada para aplicar la legislación regional que supuestamente protege la fauna, la flora y el paisaje.
Por lo que a nuestra asociación se refiere vamos a hacer lo siguiente:
Primero, vamos a volver a dirigirnos al Ayuntamiento para solicitar al alcalde y al Concejal de Medio Ambiente convoquen el Consejo Municipal de Medio Ambiente para hablar del problema de la Peña e instauren un funcionamiento continuado de este Consejo como plataforma permanente de diálogo en relación con los problemas de medio ambiente. Es la segunda vez que lo vamos a hacer.
Segundo, vamos a dirigirnos al Gobierno de Cantabria, a las consejerías de Medio Ambiente y de Cultura, y vamos a intentar que pongan cartas en este asunto porque tenemos la convicción de que la explotación de la cantera es contraria a la defensa del patrimonio y de los valores ambientales que desde estas consejerías es obligado proteger.
Tercero, vamos a estudiar la posibilidad de proceder judicialmente contra el convenio urbanístico entre Miguel de la Vía y el Ayuntamiento.
Y por último, vamos a convocar a ciudadanos para que aporten su punto de vista y su esfuerzo para parar esta maldita cantera.
Muchos pensamos que la Peña está muerta, que no hay nada que hacer. No es cierto. La peña agoniza, la están matando. Pero el daño que sufre es proporcional a la superficie de explotación, y, por lo tanto, puede ser aún mayor, tanto, que su recuperación puede ser imposible. La Peña lleva demasiado tiempo explotándose y tiene que parar. Se ha pagado ya un precio excesivo. Es difícil, muy difícil conseguirlo… pero es necesario intentarlo porque lo que hay que salvar es mucho. Estamos hablando de cientos de hectáreas de encinar, la Cueva y el Hoyo de Bicuédrano, el entorno del Castro prerromano, el Monte de la Bortosilla, la propia cima de la Peña, el Sistema de los Peines… Estamos hablando del paisaje de la Peña como seña de identidad de todos los castreños… Estamos hablando de recuperar la dignidad colectiva humillada durante tantos años.
Hay que empezar a hablar de salvar la Peña.
ASOCIACIÓN CIUDADANA OTRO CASTRO ES POSIBLE
Castro, a 15 de noviembre de 2005