Durante una conferencia en Estados Unidos, tres investigadores del FBI demuestran como son capaces de romper el cifrado WEP con clave de 128-bit de una red inalámbrica en tan sólo tres
minutos.
Las conexiones inalámbricas son un método realmente muy
conveniente para ofrecer acceso a una red sin necesidad de
utilizar una cableado que conecte las estaciones a la red,
como tradicionalmente se ha venido haciendo.
Este tipo de conexión se empezó a utilizar en aquellas
situaciones en la que no era posible tender el cableado dentro
de un edificio o bien se deseaba poder acceder a la red desde
cualquier rincón. Hoy en día, la bajada de precios y la
simplicidad de configuración de los puntos de acceso y las
estaciones de trabajo han popularizado la presencia de redes
inalámbricas de forma que, en muchas ciudades es difícil no
detectar la presencia de las mismas.
Evidentemente la introducción de los puntos de acceso
inalámbrico plantea un serio problema a la seguridad. Con las
redes basadas en cable el primer paso para entrar en la misma
pasa por disponer de acceso al cable, lo que requiere un punto
de acceso físico. Por tanto, en el caso de estas redes podemos
identificar donde empiezan y donde acaban (aunque, todo hay
que decirlo, la complejidad que han ido adquiriendo las redes
en los últimos años muchas veces convierten esta frontera en
algo difuso).
La presencia de una red inalámbrica rompe definitivamente
cualquier presencia de una frontera definida: desde el mismo
momento en que conectamos un punto de acceso inalámbrico a la
red, abrimos la posibilidad de acceder a la misma a cualquier
punto donde llegue el señal. que, dependiendo de la potencia y
las condiciones de propagación son unos cuantos metros (o
decenas de metros a la redonda).
Para evitar que cualquier persona no expresamente autorizada
pueda acceder a la red, los puntos de acceso generalmente
ofrecen diversos mecanismos de seguridad. El más básico
consiste en la identificación de las estaciones autorizado,
realizando un filtrado de las tarjetas que disponen de
capacidad de conexión a través de la identificación de la
dirección MAC. Este es un mecanismo simple de control de
acceso, poco eficiente.
No obstante, el filtrado MAC únicamente es un mecanismo de
control de acceso. No impide que alguien capture el tráfico de
la red e identifique que está circulando a través de la misma.
Cualquier persona con acceso a una red WiFi puede utilizar un
sniffer para capturar el tráfico. De esta forma, cualquier
dato que circule a través de la red puede ser capturado,
siempre desde cualquier punto dentro del rango del señal.
La protección para evitar esta fuga de información es el
cifrado del tráfico de la red WiFi. El mecanismo tradicional
es WEP (Wired Equivalency Privacy), basado en el algoritmo de
cifrado RC4 utilizando claves de diversa longitud (entre 64 y
256 bits). Desde hace tiempo se conoce que WEP es,
básicamente, un mecanismo inseguro ya que se basa en la
utilización de un secreto compartido entre el punto de acceso
y las estaciones que acceden a la red. WEP no ofrece ningún
mecanismo para la negociación de las claves utilizadas para le
cifrado del tráfico.
Desde hace un par de años está disponible otro estándar,
conocido como WPA (Wi- Fi Protected Access) que mejora las
prestaciones de WEP mediante el intercambio de claves, aunque
también permite una modalidad de secreto compartido. El año
pasado se presento la especificación 802.11i (también conocido
como WPA2) que ofrece unos mecanismos fuertes de autenticación
y cifrado del tráfico.
Por si alguien continuaba teniendo dudas acerca de la
seguridad de WEP, tres investigadores del FBI realizaron
recientemente una demostración en directo de una nueva técnica
que permite romper el cifrado de cualquier red en cuestión de
minutos. La demostración práctica consistió en identificar la
clave de 128-bit utilizada por una red en tan solo tres
minutos.
Llegados a este punto, es evidente que el cifrado WEP puede
considerarse como totalmente inseguro. Si el FBI demuestra
públicamente como romper el cifrado en tres minutos, no cuesta
mucho imaginarse que disponen de mecanismos mucho más
avanzados que no revelan. hasta el punto que no sería
descabellado pensar en algún hardware o software que pudiera
romper el cifrado WEP en tiempo real.
Por tanto, en cualquier red inalámbrica por la que circule
cualquier información sensible deben utilizarse mecanismos más
fuertes para el cifrado del tráfico. La alternativa natural a
WEP no debe ser, en mi opinión, ni WAP ni 802.11i. Cualquier
red inalámbrica que requiera cifrado debe utilizar protocolos
fuertes como, por ejemplo, IPSec.
Fuente: hispasec.com