Desde hace siglos, miles de marineros de buena parte del mundo han contado fábulas increíbles sobre unos mares "que brillaban en la oscuridad hasta allí donde llega la vista". Son historias que han pasado de la leyenda a la más pura realidad después de que el fenómeno haya sido fotografiado por primera vez desde un satélite.
Hasta el capitán Nemo a bordo de su 'Nautilus' describió perfectamente uno de estos 'mares brillantes' en el libro '20.000 leguas de viaje submarino', escrito por Julio Verne en 1869. "Era un 'mar de leche', una balsa de agua que brillaba en la oscuridad", decía. Los científicos todavía no han logrado explicar totalmente el fenómeno, pero un satélite de Defensa estadounidense ha conseguido tomar las primeras imágenes de estos misteriosos brillos, lo que proporcionará a los científicos material para estudiar durante los próximos años. Las imágenes, tomadas en 1995 y publicadas ahora por la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences', muestran un área de unos 250 kilómetros de largo y una superficie de 15.400 kilómetros cuadrados del Océano Índico, cerca de las costas de Somalia, que brilla de forma extraordinaria. El fenómeno se produjo durante tres noches consecutivas en el mes de enero, y además de desde el aire -con el satélite, a 800 km de altura- fue también visto por un barco británico, el SS Lima, que transitaba la zona. Desde que se tomaron las fotografías, científicos de todo el mundo tratan de dar respuesta al enigma. Por el momento, la hipótesis que toma más fuerza es que se trate de florecimientos de bacterias luminíferas, probablemente las Vibrio Harveyi, que viven asociadas a algas. Estas criaturas podrían producir un brillo continuo muy diferente de los flashes breves y a intervalos que producen los dinoflagelatos, muy comunes en grandes cantidades de agua. El equipo de expertos que sostiene esta teoría, liderado por el doctor Steve Miller, del Laboratorio de Investigación Naval de California, asegura que para que el brillo del agua sea visible desde 800 kilómetros de altura, la zona debe tener una población extraordinariamente grande de estas bacterias. Sin embargo, los científicos no han podido corroborar esta teoría, que por el momento es apuntalada por muchos y criticada por otros. El hecho de que, diez años después de tomar las imágenes, los investigadores todavía no hayan logrado dar una respuesta exacta al fenómeno demuestra que las profundidades del mar son uno de los lugares del planeta menos estudiados. La imagen tomada desde el satélite del programa de Defensa e Investigaciones meteorológicas de EEUU.