domingo. 29.12.2024

Un minusválido que recorre España en bici por una promesa asegura que el Consistorio de Castro es el único que le ha «negado comida»

Hasta hace casi dos años, Juan José Sieira programaba ordenadores en Barcelona, su ciudad natal. Llevaba «una vida normal, como la de todo el mundo» hasta que un «mal día» sufrió un gravísimo accidente de moto. Cuando volvió en sí, no podía moverse ni hablar y, tras una dolorosa recuperación, acabó en una silla de ruedas.

Pero a fuerza de tesón, Juan José logró ponerse en pie, caminar por sí mismo y aprender a hablar de nuevo. Durante las largas y dolorosas horas de rehabilitacion hizo una promesa que le ayudó a no tirar la toalla: recorrer toda España en bicicleta si su maltrecho cuerpo se lo permitía. Tras titánicos esfuerzos, lo que pedía se cumplió a medias, pues su recuperación no ha sido completa. Con las piernas muy débiles y «profundas llagas en los pies», este catalán no puede «andar demasiado porque me muero de dolor».

Aún así, el pasado mes de enero inició una aventura que le ha llevado por más de veinte ciudades. La última: Castro, a donde arribó el miércoles.

Además de sus limitaciones físicas, Juan José tiene otros problemas para realizar su empresa. Con una minusvalía de más de 30%, y con pocas posibilidades de encontrar un trabajo que se ajuste a sus problemas de movilidad, la única fuente de ingresos de este viajero es «una pensión de poco más de 200 euros» y en su ruta por las carreteras españolas genera algunos gastos. «Tengo que comprar piezas para la bici, algo de tabaco, mi único vicio, comida -detalla-. Pero la pensión no me llega para todo», explica el viajero, que para conseguir algo de sustento hace flores de alambre que luego regala «a cambio de la voluntad, o de nada, es igual».

Así que, siempre que llega a una población nueva, acude al Ayuntamiento o a la Cruz Roja para solicitar algo de comida para poder proseguir su periplo. «Nunca pido dinero. Sólo un bote de leche en polvo y, si tienen, algunas latas de atún o sardinas», cuenta. Siguiendo este patrón, a su llegada a Castro, fue a la Cruz Roja y les preguntó si le podían dar alimentos. Allí, «fueron muy amables, pero me dijeron que ellos no llevaban el tema de la distribución de comida y que de eso se encargaban en Asuntos Sociales», relata. Se fue directo allí. Pero salió defraudado, sorprendido y sin su bote de leche en polvo.

«No me han querido dar nada. Dicen que la comida que distribuyen es sólo para los desfavorecidos de Castro y que no es mi caso», denuncia. Enfadado, no vaciló ni un instante y decidió poner una queja oficial en el Ayuntamiento. «Con mis impuestos se pagan los salarios de esos funcionarios y soy ciudadano español», reclama.

«Viaje de placer»

Ayer, el departamento de Asuntos Sociales confirmó que los hechos se habían producido como denuncia el catalán. Su argumento para no facilitarle comida fue claro: «Lo que ese chico no puede pretender es que el Estado subvencione un viaje de placer por toda España», sentenciaron.

El incidente no ha sido el único que ha sufrido, «ni será el último», no obstante, este peregrino de poco más de 40 años, prefiere quedarse con lo bueno y olvidarse de que le han negado un bote de leche en polvo. «Es una cuidad muy bonita», confiesa mirando las construcciones históricas del puerto. Nada parece mimar su obstinación por completar su viaje. Así, tras pernoctar en Ontón, estos días pedaleará por las carreteras de Euskadi con un sueño: «Conseguir un esponsor para poder ir en bici hasta India».

Falta de Solidaridad en Asuntos Sociales