Los asistentes al Sónica de Castro Urdiales vivieron ayer uno de los conciertos más espectaculares que se recuerdan en la localidad. Y es que el cantante madrileño C. Tangana y todo su elenco de artistas ofrecieron un un autentico espectáculo de hora y media a las casi 9000 personas presentes.
El show, que comenzó con 30 minutos de retraso, ambientaba la actuación en un club nocturno de los años 40 y llenaba el escenario de músicos y artistas que acompañaron al cantante durante toda la actuación.
No faltaron los éxitos más conocidos del cantante como "Ateo", "Tu me dejaste de querer", "Ingobernable", pero el concierto tomó el caríz de épico con las intervenciones de la Húngara, Juan de Ketama, Niño de Elche, el Bola... Por momentos, el concierto se convertía en una "reunión de amigos" increible en la que cada uno realizaba una exhibición de su talento para deleite el público.
Además de todo lo anterior, la cuidada escenografía y la realización en la pantalla gigante, aportaban muchisimo valor al show y hasta los asistentes más "ateos" del cantante, terminaron "creyendo" y rendidos ante un espectáculo muy completo en el que el famenco se juntaba con el trap y la bachata formando un coctel formidable.
El concierto de "El Madrileño" terminó con la intepretación del "cumpleaños feliz" coreado por todo el público, y es que el cantante celebraba ayer en Castro Urdiales su 32º cumpleaños.
Antes, el escenario principal vibró con las actuaciones de Viva Suecia y La MODA que tampoco defraudaron a los fans. Los murcianos tocaron puntuales a las 21:00 y durante una hora intepretaron sus temas más conocidos. Por su parte, los burgaleses de La MODA hicieron saltar al respetable finalizando su actuación con el público coreando su exitazo "Heroés del Sábado".
Balance del Festival
Se cierra pues la edición 2022 de un Festival Sónica que con solo dos añitos de vida ya ha hecho méritos para asentarse en Castro Urdiales y que pretende ser una cita obligada para los aficionados a los festivales en el norte de España.
El fin de semana ha sido intenso en Castro Urdiales, con festivaleros por todas partes. Especialmente intenso en los barrios de Cotolino y Brazomar y también en Ostende, donde se ubicaba la zona de acampada. Con la hostelería y el comercio encantados, no han faltado tampoco las protestas vecinales de algunos vecinos de la zona por el ruido generado por los conciertos hasta altas horas de la madrugada.
En cuanto a los asistentes, buenas palabras en general acerca de la organización del evento pero con algunos puntos de mejora acerca de la zona VIP (escasa de ventajas), la falta de duchas en la propia zona de acampada, refuerzo en las lanzaderas y la ausencia de más contenedores de basura en las inmediaciones del estadio, que obligaban a acumular la basura donde se podía.
También hubo quejas por la falta de taxis, algo que empieza a ser un problema endémico en las noches castreñas.
El festival ha tenido un impacto económico en Cantabria de más de 2,3 millones de euros y entre los dos días asistieron más de 16.000 personas de las cuales el 68% no procedían de Cantabria y el 92% eran de fuera de Castro Urdiales.