Publicamos a continuación nota de prensa del núcleo confederal de la CNT en Castro Urdiales en el cual, critican la política de contratación de la nueva corporación, que "sigue con la inercia de antes, subcontratando y externalizando servicios a demanda, y la misma dinámica que entonces".
Os dejamos la nota de prensa íntegra a continuación.
NOTA DE PRENSA
Se habla mucho últimamente de los “ayuntamientos del cambio” en general y poco, sin embargo, de las políticas que vienen aplicando las nuevas corporaciones en determinadas áreas y que en poco o nada se diferencian de las formas de los anteriores equipos de gobierno. Viene a cuento lo anterior porque si algunos esperaban que con la llegada del nuevo equipo de gobierno municipal en Castro Urdiales cambiaran las políticas en materia de contratación y empleo, ha quedado bien a las claras desde el principio que se equivocaban, dado que se sigue con la inercia de antes, subcontratando y externalizando servicios a demanda, y la misma dinámica que entonces.
En lo que afecta a los servicios de conserjería, por ejemplo, el nuevo ayuntamiento sigue los pasos que el anterior y a día de hoy subcontrata en dicha área en cuanto la ocasión lo requiere, haciendo caso omiso de la bolsa de trabajo ya existente o sin plantearse siquiera la posibilidad de crear otra de nueva, si fuera necesario. La consecuencia de externalizar dichos trabajos, como es fácil deducir, recae sobre los trabajadores, cuyas condiciones ciertamente dejan mucho que desear si las comparamos con las que tendrían si trabajaran directamente para el ayuntamiento y beneficia por contra exclusivamente a las empresas intermedias, que se llevan la parte que no reciben aquéllos.
La CNT de Castro Urdiales denuncia la lógica continuista adoptada por el equipo municipal consistente en subcontratar servicios tanto como la excusa que se esgrime, los criterios “técnicos”, pues no tienen que ser éstos los que prevalezcan, lo mismo valen para un roto que para un descosido y antes se han convertido en la fórmula fácil con la que sustituir la responsabilidad de gobernar. Bien está que los técnicos hagan su trabajo, pero al final las decisiones deberán ser políticas, pues si se parapetan tras las decisiones de los técnicos de rigor (de rigor mortis, se entiende), ¿para qué creerán que les han elegido? ¿Para hacer lo mismo que hacían los de antes?
El quid de la cuestión está en que amparar tras los técnicos resoluciones que deberían ser estrictamente políticas no tiene nada de nuevo y, lo que es peor, además de escurrir el bulto o la responsabilidad en terceros considera los servicios públicos como un gasto, algo negativo, en vez de algo positivo a conservar y que debe ser dirigido si es posible por la propia administración. Pero lo más chocante y sorprendente, con todo, de esta forma de hacer política radica en que los políticos hacen cada vez menos política y más gestión para sorpresa de quienes les votan, casi tanto como que se autodefinan como de “izquierdas” y al mismo tiempo no cuenten con el componente social que deberían en un caso como este al que venimos refiriéndonos, donde el resultado para los intereses de los trabajadores es completamente diferente según se adopte un tipo u otro de contratación, directa o indirecta.
Mientras otros ayuntamientos están convocando bolsas de trabajo para peones jardineros, albañiles, auxiliares administrativos o subalternos, por poner unos cuantos ejemplos, en Castro el nuevo equipo de gobierno continúa llamándose andana, haciendo la misma vieja política del anterior en materia de contratación, esboza un nuevo plan para subcontratar de manera integral los servicios de conserjería en toda la ciudad, sigue con la bolsa de conserjes existente congelada y sin noticias delas que debería constituir. Es sabido que la política es el arte de la prestidigitación, que basta un cambio en las circunstancias o simplemente gobernar y quienes aparecían como agentes del cambio pronto resultan hermanos gemelos de quienes les precedieron. La realpolitik o que una cosa es predicar y otra dar trigo. Hay lo que hay, dirán, o no podemos hacer más, manda la economía. No tenemos margen de maniobra.
En fin, arte de magia o política, tanto da. Será así, si ellos lo dicen; pero no deja de producir cierta bochorno que quienes iban a cambiar el rumbo de las cosas sean tan aplicados, continúen con la gestión técnica de los asuntos y se olviden de la política, el alcance social y las consecuencias que tienen las decisiones que adoptan, puesto que por este camino recién van a convertirse, como buenos alumnos que son además de aventajados, en unos auténticos profesionales, responden del modo que quienes verdaderamente mandan esperan y en breve devendrán unos vulgares administradores de lo público para interés de unas cuantas empresas y para decepción de muchos. Tiempo al tiempo.