El vertido de fibras de plástico ocurrido hace unos días en las obras del rompeolas en Castro Urdiales aún afecta a la costa, especialmente en la playa de Brazomar y la zona de Cotolino. A pesar de los esfuerzos para retirar el material contaminante, restos de estas fibras siguen apareciendo en diferentes puntos del litoral, días después del incidente.
La semana pasada, el proyecto de ampliación y refuerzo del rompeolas, que se espera concluir a mediados de agosto, provocó un significativo vertido de fibras de plástico en el mar. Estos fragmentos, provenientes de un proceso de hormigonado bajo el agua, se dispersaron por la bahía.
A pesar de que los operarios trabajaron intensamente para limpiar la zona, utilizando grúas y redes, la gran cantidad de fibras dispersas ha dificultado la limpieza completa. La Consejería de Fomento, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, a cargo de Roberto Media, aseguró que el vertido "se detectó de inmediato y se recogió todo lo que había caído al mar sin que hubiese ningún impacto". Sin embargo, la presencia continua de estas fibras en la playa de Brazomar y en la costa de Cotolino sugiere lo contrario.
Las autoridades explicaron que el incidente ocurrió debido a que, durante el sellado de una parte del dique con revestimiento de hormigón, una marea más alta de lo esperado arrastró parte de las fibras plásticas hacia el mar. La obra, que cuenta con una inversión superior a los cuatro millones de euros, tiene como objetivo reforzar y ampliar un dique de 500 metros, y está prevista para abrir al público el 14 de agosto.