Ciudadanos del municipio de Castro Urdiales se están mostrando preocupados por los fuertes olores que están soportando estos días atrás sin saber a que es debido este fenómeno nauseabundo, teniendo incluso que mantener sus casas cerradas a cal y canto (puertas y ventanas) para evitar que el fuerte olor entre en el interior de las viviendas. Y es que, si sumamos el hedor insoportable que desprende la Depuradora de Urdiales, el abono con el que algún agricultor ha regado sus terrenos estos días, las tapas de las alcantarillas de la Plaza del Ayuntamiento (que llevan más de cinco meses abiertas), la mala limpieza de algunos contenedores de basura estos días (debido a la huelga que mantienen los trabajadores de Vertresa), la acción incívica de algunos ciudadanos tirando las basuras fuera del horario permitido, y el extremado calor que nos está azotando, se produce un “coctel” que tiene como resultado final el insoportable olor a los que la ciudadanía hace referencia.
Depuradora de Urdiales
El insoportable hedor que destila la Depuradora de Urdiales, esta poniendo a más de un ciudadano entre la espada y la pared. Vecinos de los inmuebles de los alrededores se muestran indefensos y no saben que hacer ante esta situación. “Hemos llegado a plantearnos el vender el piso y marcharnos a vivir a otro sitio, esto es insoportable, no se puede ni respirar, nos asfixiamos de calor porque tenemos que tener cerrado el piso todo el día, ¿pero con la crisis que hay y el olor que esto desprende quién nos va a comprar?, ¡es imposible!”, nos comenta Sergio, un vecino del Barrio de Urdiales.
El año pasado, el alcalde de Castro, Fernando Muguruza, aseguraba que, “Se apuntan varias causas, sobre todo que no se consigue que las bacterias que deben destruir los residuos, no consiguen sobrevivir porque se han hecho mal las instalaciones”. “Por otro lado la consejería asegura que está construyendo sistemas que impidan que los olores se adentren hacia la zona residencial”.
Plaza del Ayuntamiento
Las tapas de las alcantarillas que llevan más de cinco meses abiertas en la plaza del Ayuntamiento por las obras que se empezaron a ejecutar en los conductos de desagüe, tienen a vecinos y hosteleros en “pie de guerra”. “¿Que sensación de ciudad turística, que trata de vivir del turismo, podemos producir en la gente que se sienta en las terrazas de nuestros establecimientos a comer, cenar o simplemente tomar una copa, y al mismo tiempo están soportando este olor que sale de las alcantarillas?”. “A diario vemos como se sienta la gente en las terrazas, y cuando nos disponemos a servirles, se levantan y se marchan”, ¿que podemos hacer? nos comenta un hostelero que prefiere mantenerse en el anonimato.
Calle Nuestra Señora
No es extraño ver diariamente esta calle apestada de excrementos de perros. “Pasaba todos los días por esta calle cuando bajo de casa, pero he tomado la determinación de pasar por la calle Belén porque pasar por aquí es asqueroso”. “Hay vecinos que bajan a sus perros a hacer sus necesidades, y luego no se preocupan de recoger las heces, así que luego huele que apesta”, se queja Fermín, un vecino de la calle colindante.
Casos como estos son abundantes en un municipio, que hoy por hoy, trata de vivir mayoritariamente del turismo, pero que de seguir por estos derroteros pronto nos veremos abocados a tener que vivir de ¿limosna tal vez?, si a todo esto le unimos la crisis que estamos padeciendo, ¡Apaga y vámonos!