La profesora María Luisa Ruiz Bedia impartió la primera de las conferencias programadas por el Ayuntamiento de Castro Urdiales para conmemorar el 75º aniversario de la construcción del Cargadero ante un auditorio muy interesado, unas sesenta personas, entre las que se encontraban profesionales del mundo de la historia, de la arquitectura y de la ingeniería.
Ruiz Bedia hizo un recorrido por el túnel del tiempo para comprender el territorio y el entorno de las minas de Dícido, un recorrido que comienza en 1.873 con las primeras explotaciones de mineral hasta 1.996 cuando el cargadero de mineral es declarado Bien de Interés Cultural por el gobierno de Cantabria. Un recorrido en el que se analiza un modelo de negocio en el que la empresa minera tiene que resolver los problemas de extracción y laboreo del mineral de hierro, su transporte y embarque para exportarlo a los países en los que residía la industria siderúrgica, principalmente Inglaterra.
A lo largo de su exposición se mostraron fotografías y planos de las diferentes infraestructuras de transporte y carga: el diseño del puerto en la ensenada de Dícido (que no llegó a realizarse); los sistemas de transporte mediante líneas de baldes o tranvía aéreo que derivaron posteriormente al carril de cadena flotante; el sistema de carga que empieza por ser manual mediante cestos que eran cargados por gran cantidad de mano de obra con ínfimos salarios entre los que abundaban mujeres y niños. Posteriormente, en 1.886 se construye el muelle embarcadero de pilotes que se mantuvo en pie hasta diciembre de 1.895 cuando fue destruido por un temporal. Dos años después se construyó el cargadero de tipología cantiléver, según diseño del ingeniero francés Seirig, colaborador del taller de Eiffel, y que estuvo en funcionamiento hasta que fue demolido por el ejército republicano en retirada el 13 de agosto de 1.937. Menos de un año tardó en construirse el actual cargadero, según diseño de la oficina técnica de Altos Hornos de Vizcaya.
María Luisa Ruiz Bedia terminó diciendo que “no basta con la descripción del estilo, la forma y la función de un monumento como el cargadero, las explicaciones clásicas para explicar el patrimonio no son suficientes para explicar la ingeniería: el dónde, el cómo y el cuándo son esenciales para entender el patrimonio de las obras públicas. Para hacer justicia al cargadero no basta con describirlo como una escultura, es esencial explicarlo como un elemento más de un paisaje cultural”.
Un animado debate entre la concurrencia mostró la preocupación sobre el estado actual del cargadero, y las posibles soluciones técnicas para su restauración, la intervención y futuro uso del cargadero, y la relación del cargadero con el entorno, así como la necesidad de proteger el conjunto de los yacimientos mineros del sistema de Dícido y Setares.
Sobre estas cuestiones se seguirá debatiendo el próximo viernes, 29 de noviembre, en la conferencia de Joaquín Cárcamo, “El último cantiléver, un símbolo, un patrimonio, un futuro”, con la que finalizan las conferencias organizadas por la concejalía de Economía y Patrimonio del Ayuntamiento del Castro Urdiales, con la colaboración con la Escuela Taller.