El pasado sábado se cumplió el tercer concierto del XXIV Otoño Musical Castreño, organizado por el coro de voces graves Los Templarios, que tuvo lugar en el escenario habitual de la iglesia parroquial de Santa María de Castro Urdiales, protagonizado por ‘Ensemble Tempus Floridum’ de Florencia, un ochote femenino dirigido por la norteamericana Joan Yakkey de forma magistral. La aureola de la que venía precedida esta agrupación se confirmó con creces en un concierto memorable en el que, con especial delicadeza, calidad interpretativa, y conjunción perfecta, se pudo degustar cómo se puede conjugar la música sacra con la profana sin estridencias, con una finura exquisita y una grandísima lección de cómo se conquista a un público completamente.
Una agrupación madrigalista por excelencia, también ofreció un recital esplendoroso de motetes, cantos y canciones que abarcaron un amplísimo espacio de tiempo, desde el siglo XVI hasta el XXI, sin olvidar un prodigioso espiritual americano, interpretado colosalmente, como solista, por la mezzosoprano de color, Jacqueline Feliciano, con una fuerza increíble, una voz de privilegio, así como un dechado de fuerza interpretativa impregnada de finura, arropada increíblemente por el resto del conjunto; una versión hecha a la medida gracias a un arreglo singular de su directora.
Fueron 19 joyas musicales las que compusieron el extraordinario menú, adornado con dos guindas de regalo al final, acompañadas por el fervor de un público entusiasmado que llenó, prácticamente, el recinto religioso. Una vez más, Los Templarios han vuelto a dar una vuelta más a la tuerca de la calidad de su Otoño Musical, elevándolo a una altura extraordinaria, colocando su evento musical como cita ineludible anualmente.
Extraído de: elalerta.com