Organizada por los Amigos de la Historia.
La Asociación Amigos de la Historia y de la Mar de Castro Urdiales Cantu Santa Ana, celebraron el pasado viernes a las 20,00 horas en el salón de actos de la Casa del Mar, una charla-coloquio sobre Adobadoras, con el “propósito de recuperar del trabajo y actividad de muchas mujeres del mundo de la pesca de Castro Urdiales y, a la vez, a modo de pequeño homenaje”, según su portavoz, en esta ocasión, Julio Dogén.
El portavoz añadió que “comenzamos con una proyección de fotografías sobre el tema, desde el año 1960 hasta hoy, de trabajo de estas adobadoras que venía a ser un espectáculo en los muelles de nuestro puerto por la maestría que demostraban reparando las redes de cerco. Luego presentamos a unas cuantas adobadoras, algunas de ellas, muy pocas, aún en activo y, luego, procedimos a un coloquio en el que las anécdotas fueron las principales protagonistas”.
Materiales.
Con el salón totalmente lleno de adobadoras antiguas y actuales, así como de sus familiares y amigas, Marichu Vitoria Hierro, una de las adobadoras que comenzaron en los años 60, analizaba la situación de estas adobadoras a lo largo de estos años y el momento actual de las mismas. En cuanto a la diferencia experimentada en cuanto al cambio de materiales de uso prioritario para adobar las redes, señaló que “el cambio de la aguja de madera por la de plástico, supuso un fuerte contraste contrario a nuestro trabajo, se hacían las labores mucho mejor con la aguja de madera que con la de plástico, además es muy difícil conseguirlas, las últimas nos las trajo Jesús Jato Chuchín, hace diez años ya de Castellón y ya nos costaban 1,8 y 2,4 euros (200/300 de las antiguas pesetas). También se ha notado el cambio del material de las redes, antes eran de hilo y ahora de nylon, porque con las de algodón no teníamos que estar trasmallando nada más que los largos y los calos y pegarlos, ahora los calos hay que hacer un doble porque sino al lanzar los aparejos se abren. Ahora, además, tienes la ventaja de que, por ejemplo, antes eran las piezas de 50 metros de longitud y te pedían 105 metros de largo por 6 metros de calo; sin embargo ahora puedes pedir piezas de 200 metros de longitud por otros tantos de calo, con lo que se puede imaginar el trabajo que ahorra todo ello”.
Recuerdos de Vitoria.
Marichu Vitoria recuerda que “hace 33 años que comencé en la Escuela de la Cofradía de Castro, entonces estaban ubicadas ambas en la calle Ardigales, en el mismo lugar que hoy ocupa la Casa del Mar, a excepción de Concepción Perales Conce, las profesoras no enseñaban nada, se limitaban a preparar las piezas y nosotras a coserlas” y en cuanto al porvenir de las adobadoras “de cara al futuro no tienen ningún porvenir a excepción de las armadoras, porque las demás no pueden vivir de ello, sin olvidar que el número de barcos se reduce cada vez más”.
Extraído de: elalerta.com