A punto de finalizar las obras de rehabilitación de la girola exterior de la iglesia de Santa María, la Concejalía de Patrimonio ha querido dar a conocer a los ciudadanos el proceso en que se encuentra la rehabilitación del templo para lo que se ha requerido información a la dirección de las obras.
La última fase que falta es la que va a proporcionar la visión más integradora de lo restaurado (no será el tono que ahora se ve, sino más cálido y homogéneo lo posible). Respecto a la capilla Carasa -la que está incrustada entre dos ábsides- es una obra posterior, del siglo XVII , de menor calidad en los paramentos y por tanto hay que distinguirla de la obra original gótica.
La piedra utilizada en la cabecera del templo de Santa María de Castro Urdiales procede de varias canteras de diferentes calidades lo que proporciona la gran variedad cromática que se observa en los paramentos.
La degradación de la piedra (principalmente por procesos de erosión y variados tipos de arenización –alveolización, acanaladuras, desplacaciones,...) ha sido el principal problema de las fachadas, motivada por la excesiva proximidad al mar.
Esta degradación físico-mecánica de la cantería ha ocasionado el grave deterioro de la estructura muraria y las alteraciones químicas que viene sufriendo en su composición interna, debidas al alto contenido de sales marinas ha motivado en gran medida los cambios cromáticos tan diferenciados que hoy presenta.
El tipo de piedra predominante es una arenisca de tono ocre, que va perdiendo su costra y se va transformando en tonos grises y negros.
La elección de la piedra necesaria para la restauración de la girola ha sido ardua. Tras varios análisis de caracterización se optó por una arenisca compatible mecánicamente por dureza y porosidad con las fábricas originales y de un tono grisáceo-ocre que armonice de forma natural con la piedra degradada.
En la actual restauración - dada la mala respuesta de este material a los elementos atmosféricos - se ha optado por restituir no solo los citados elementos de hormigón y mortero, sino también los sillares que por su deterioro no cumplen su función estructural, con nuevos sillares y nuevas labras en piedra, criterio que se sigue en la actualidad en todas las catedrales francesas del mismo tipo que Santa María y como criterio general en toda Europa, para este tipo de monumentos.
Es muy importante señalar que, a día de hoy, prácticamente finalizadas las obras, no se recepcionarán las mismas al no haber finalizado el proceso de restauración, ya que se aplicará una veladura o pátina de silicato.
Esta veladura de forma natural penetrará en la piedra y en los morteros de junta confiriendo dureza y mayor hidrofugación, y al mismo tiempo, al ser tintada, permite conjugar e integrar la excesiva variedad cromática dando un carácter más uniforme a los paramentos.