20 de enero de 2009, 17:03
Cita obligada para todas las mujeres hace no tanto tiempo. Ese era el lavadero de Allendelagua, uno de los pocos vestigios que aún se conservan de finales del siglo XIX. Este lavadero fue construido junto con la fuente y el abrevadero en una de las localizaciones más espectaculares del municipio, en lo más alto de Castro Urdiales junto a la ribera del regato Rojacantos.
Esta infraestructura, sin duda, fue una de las mejoras más importantes para los vecinos de Allendelagua. La fuente, el abrevadero y el lavadero cubierto proveían la traída de agua potable desde el Salto o Lastrón del Cío. Su obra fue adjudicada mediante subasta por un presupuesto de 2.179,10 pesetas al arquitecto municipal, Jose Alonso y Eladio Laredo.
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Actualmente el lavadero se encuentra en desuso, lo cual había motivado su abandono, pero la Concejalía de Juntas Vecinales ha decidido que recupere parte de su anterior importancia, de su abundante historia, para lo que ha invertido casi 18.000 euros.
Cuentan que la ropa la trasladaban las mujeres en burros o carro, acompañadas de los más pequeños de la casa. Se convertía así en un lugar de encuentro, de confidencias entre las mujeres y de juegos para los niños. No es difícil imaginar la animación del lugar, donde la cita propiciaba la charla, las opiniones sobre las últimas noticias e incluso los canticos.
Cuentan los mayores del lugar que era toda una “delicia” escuchar los cánticos de las mujeres mientras lavaban la ropa.