menos, así lo asegura el departamento de Sanidad del Gobierno de
Cantabria. «Hasta ahora las cosas han ido lentas porque se ha tenido
que constituir una empresa para desarrollar las obras. Eso ya está
hecho, y en breve comenzarán los trabajos», anunciaron fuentes del
Ejecutivo, que evitan dar fechas concretas. El equipamiento, que se
ubicará en la zona de Cotolino, cerca de los Juzgados, es una vieja
aspiración del municipio, que ha visto cómo el aumento de la población
desbordaba su ambulatorio.
instalaciones están preparadas «para prestar atención a 9.505 habitantes y con
una previsión de alcanzar los 12.792 en dos años», apuntaron desde el Servicio
Cántabro de Salud. De materializarse estas cifras, el centro daría asistencia a
casi la mitad de los empadronados en Castro, mientras que las necesidades de la
otra mitad quedarían cubiertas con el viejo equipamiento. No obstante, ambos
centros podrían quedarse pequeños para atender a la población real, que ronda
las 55.000 personas.
Precisamente mientras el nuevo centro se pone en
marcha, el Servicio Cántabro de Salud ha reforzado el personal sanitario en la
localidad con un médico y una enfermera más. «Antes sólo se aumentaba el
personal en verano, pero este ejercicio, por primera vez, será para todo el
año», confirmó el departamento de Sanidad. Así, estos dos profesionales «estarán
encargados sólo de atender a los desplazados».
De cara a los meses de
verano, en los que el municipio costero supera los 80.000 habitantes, los
responsables regionales han destinado otros cinco trabajadores al centro de
salud: dos médicos, dos enfermeras y un auxiliar. «Sabemos que las necesidades
sanitarias se duplican en las zonas de veraneo», argumentaron. No obstante, el
alcalde de la localidad, Fernando Muguruza, desmintió este extremo. «No han
llegado porque no hay sitio material para ubicar a los nuevos profesionales»,
aseguró. Sanidad insiste en quitarle la razón. Pese a ello, el regidor recordó
que el equipamiento de La Barrera tuvo que ser ampliado a un edificio aledaño el
año pasado. En principio, las instalaciones se extendían a la antigua biblioteca
municipal y a un bajo ocupado por la asociación La Atalaya. El archivo literario
ya acoge pediatría y varios despachos, pero la otra lonja sigue ocupada «ya que
todavía no está listo el local en el que va a reubicarse la agrupación de
mujeres», reconoció Muguruza.
Extraído de: elcorreodigital.com