La iglesia de Santa María de Castro Urdiales, víctima de un progresivo deterioro desde hace más de cinco años, ya no tendrá que esperar más. El Gobierno de Cantabria se ha decidido a aplicar el plan de rehabilitación que la empresa vizcaína Labein le entregó en marzo del año pasado. De momento, ya están en marcha los trabajos y estudios previos a las obras de recuperación del templo gótico, que fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1931.
En concreto, los técnicos del Ejecutivo regional desarrollarán durante los próximos meses -el Gobierno cántabro no quiso precisar plazos de ejecución- labores de planimetría y fotogrametría, catas, prospecciones arqueológicas y el refuerzo de paramentos, bóvedas y arbotantes. Se trata de garantizar que las obras posteriores no deterioren el monumento. Esta fase supondrá un desembolso inicial de 335.000 euros.
Una vez tengan los resultados de esas primeras evaluaciones, arrancarán los trabajos de recuperación de la iglesia propiamente dichos, que, según estimaciones de la Administración autonómica, exigirán un desembolso de más de 3,5 millones de euros. El proyecto se sacará a licitación de acuerdo con el Gobierno central. La consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Ejecutivo regional ya ha adelantado que tratará de mantener abierta la iglesia mientras se ejecuten las obras. El último paso será la puesta en valor del entorno de Santa María. Esta iniciativa incluirá la rehabilitación de la muralla y de la ermita de Santa Ana.
«Deterioro espectacular»
El equipo de expertos que elaboró el plan director advirtió hace tres meses de que era «importante intervenir cuanto antes». Cecilia Hugony, arquitecta especialista en conservación del patrimonio e integrante del grupo que analizó el estado de la iglesia, calificó entonces su estado de «preocupante» y aseguró que el grado de deterioro del templo era «espectacular».
Esta 'joya' cultural es una de las escasas manifestaciones góticas que sobreviven en la comunidad vecina. Buque insignia del conjunto histórico de la localidad, el templo data del siglo XIII. Padece el 'mal de la piedra' -le fue diagnosticado en 2003- y acusa una cierta deformación estructural. Esta enfermedad provoca que las piedras que forman la iglesia se vuelvan «arena».
Tras muchos años de inactividad, el proyecto elaborado hace un año para salvar la iglesia aún no se había aplicado 'de facto' por parte de las administraciones. Mientras, la degradación de Santa María seguía su curso y las críticas vecinales arreciaban. Y es que éste es un monumento «sagrado» para los habitantes de la localidad. Como muestra de ello, más de 1.500 personas le dieron un abrazo solidario hace unos meses, convocados por la asociación Cantu Santa Ana. Trataban de «sensibilizar y despertar las conciencias de quienes pueden y están en la obligación de velar por su integridad». El Ayuntamiento ha mostrado su preocupación por la falta de avances en reiteradas ocasiones.
Extraído de: elcorreodigital.com