La subida del IBI y la tasa de basuras encendió todas las alarmas entre los veraneantes de Noja, pero en otros municipios los incrementos fiscales también se producen, aunque quizá de forma menos traumática. Buen ejemplo es el de Castro, donde los no empadronados -hay censados 32.000, aunque la población 'flotante' estimada es de más de 40.000-, pagan por la contribución un 30% más que hace tres años.
El concejal de Hacienda, José Miguel Rodríguez, reconoció ayer que el cobro del IBI sufrió una gran variación en 2006 cuando la Gerencia del Catastro, dependiente del Ministerio de Economía, «actualizó la valoración de los pisos y propiedades en Castro». El incremento fue «muy importante», lo que llevó al Ayuntamiento a intervenir.
La institución local se amparó en la Ley de Haciendas Locales, que permite fijar unas bonificaciones especiales durante tres años. A ellas sumaron también unas ayudas municipales para que el incremento del recibo quedase limitado a un 3,9%, porcentaje de subida que se ha mantenido en las ordenanzas aprobadas desde 2007. El problema es que este incremento tan reducido es sólo para los empadronados. Los propietarios de segunda vivienda, sin embargo, sufren una subida mayor cada año. Nada menos que un 9,9%. Así, en los últimos tres años la factura se les ha inflado un 18%.
La dificultad añadida que implica esta diferenciación en los cobros le ha jugado una mala pasada a los servicios municipales este año. Muchos recibos de empadronados han sido girados con los porcentajes de los foráneos. El edil de Hacienda, sin embargo, no ha tardado en hacer público el error, denunciado por el PSOE, y garantizar que se devolverá el dinero cobrado de más.
Extraído de: elcorreodigital.com
