La prohibición de fumar en zonas públicas para evitar el contagio de la COVID-19 ha permitido a la Consejería de Sanidad ha hecho realidad el proyecto de ‘Playas sin humo’ que desde la Dirección General de Salud Pública se viene impulsando en los últimos años.
Este proyecto de ‘Playas sin humo’, puesto en marcha con la resolución publicada el pasado sábado 15 de agosto en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC) y que a primeros de mes se presentó a los alcaldes de los municipios costeros de Cantabria con buena acogida, tiene como objetivo que las playas y zonas de baño sean verdaderos espacios de disfrute, convivencia, respeto mutuo, ocio saludable y contacto con la naturaleza.
La directora general de Salud Pública, Paloma Navas, ha explicado que la limitación del tabaco en la costa tiene un doble objetivo, centrado por un lado en la mejora de los hábitos saludables y en evitar que los fumadores pasivos estén sometidos al humo y, por otro lado, en mejorar la calidad de la arena y del agua.
En este sentido, Navas ha destacado que cada colilla perdida en la playa puede contaminar hasta 50 litros de agua y que hasta el 14% de los residuos localizados en los arenales proceden de las colillas de cigarro. Un resto del tabaco, ha añadido, que puede tardar hasta 10 años en degradarse completamente.
La directora de Salud Pública ha señalado que la infección por coronavirus se agrava en el fumador. También se ha referido al contagio del SARS-CoV-2 como uno de los riesgos añadidos que comporta actualmente fumar o vapear.
Esto se produce, ha indicado, por la propia conducta de fumar: manipular la mascarilla de protección, el contacto repetido de los dedos con la boca tras tocar productos o dispositivos que podrían actuar como transmisores del virus, la relajación de la distancia social de seguridad y del uso de la mascarilla, y la exhalación forzada que se realiza al expulsar el humo.
Navas ha aclarado que, aunque el humo de tabaco es perjudicial y contiene más de 7.000 sustancias tóxicas, no es el humo en sí mismo el que supone un peligro para la transmisión del virus, sino la exhalación forzada que expulsa gotitas y aerosoles capaces de transmitir el virus.
Se puede comparar la exhalación con la que se produce cuando se canta o se grita, todas ellas conductas que aumentan las gotitas respiratorias desprendidas, que pueden contener el virus si la persona está infectada, aunque no muestre síntomas, así como la distancia que alcanzan, ha apuntado.
Por este motivo, ha justificado la ampliación en Cantabria a cuatro metros de la distancia de seguridad en el caso de fumar en la proximidad de niños, mayores de 65 años, personas con discapacidad y cualquier población vulnerable al virus.
Junto al tabaco, como sustancia que produce más de 30 enfermedades y que no solo perjudica a la persona que lo consume sino también al que está expuesto y al entorno, la directora de Salud Pública se ha referido a las consecuencias orgánicas, psicológicas y sociales del cannabis, droga ilegal más consumida entre la población joven.
En relación con el cannabis, ha reiterado que su humo y restos son nocivos para la salud, ensucian el medio ambiente y su consumo habitual liado con tabaco incrementa los efectos negativos de ambas sustancias.
Cada vez que encendemos un cigarrillo o un porro ponemos en riesgo nuestra salud la de las personas que están a nuestro alrededor, ha concluido Paloma Navas, al tiempo que ha asegurado que no fumar en la playa será un paso más para conseguir una sociedad más sana libre de tabaco y cannabis.