El agua de la pedanía castreña de Lusa ya es «apta para el consumo
humano». Después de un año en el que las desavenencias entre el equipo
de gobierno y dos Juntas Vecinales impedían al pequeño núcleo urbano
sumarse a la red local, los resultados de la primera analítica revelan
que los vecinos ya pueden consumirla de forma totalmente segura. Una
conexión a la red de abastecimiento de Mioño devolvió el pasado día 22
el suministro a Lusa.
Hace más de un año que la consejería de Sanidad notificó a la Junta
Vecinal que su agua no era «apta» para el consumo. El entonces concejal
de Industria, Jaime Díez Muro, y el alcalde de la pedanía, Antonio
Alijo, decidieron iniciar unas obras para mejorar la red de
abastecimiento. El pueblo recibía el agua de los manantiales de Otañes
a través de una conexión con Santullán. No obstante, la composición del
agua de esta última pedanía es adecuada porque dispone de una
depuradora propia. La idea era adecuar la infraestructura para
desactivar ese nexo con Santullán y crear un nuevo empalme con Mioño,
que recibe el suministro directamente de Castro. Los trabajos se
ejecutaron, pero ese último paso nunca llegó a darse y nuevos análisis
de Sanidad incidieron hace dos meses en la «no potabilidad» del agua.
Control periódico
Sólo entonces los responsables municipales se pusieron manos a
la obra. Tras semanas de agria polémica, el nuevo edil de Industria,
Agustín Fernández, se reunió el pasado día 20 con los primeros ediles
de Lusa, Mioño y Santullán, todos ellos socialistas, para tratar la
problema.
Ahora el Ayuntamiento se hará cargo de mantener la infraestructura,
hacer análisis periódicos e instalar un contador en el punto en que se
unen ambas tuberías para distinguir el gasto de cada uno de los núcleos
de población, tal y como solicitaba Víctor Echevarría, alcalde de Mioño.
Extraído de: elcorreodigital.com