Los vecinos de las calles Manuel Díaz Munío y Antonio Burgos tardarán en olvidar la madrugada del miércoles. Sobre todo, los 56 habitantes de los portales 14, 16, 18 y 18 A que han tenido que pasar también esta noche fuera de sus viviendas hasta que se garantice que la estructura del bloque no se ha visto afectada por el incendio. Un retorno que está por determinar ya que los técnicos deberán hacer un estudio de la estructura y concretar cuál será la solución técnica a emplear para reforzar las vigas afectadas.
En concreto, el fuego que se originó en los garajes del edificio en el que confluyen ambas vías, ubicadas en pleno centro de Castro, hizo saltar las alarmas y obligó al desalojo de cerca de 300 personas, sin que, afortunadamente, hubiera que lamentar ningún herido. Todo un milagro a tenor de las consecuencias que el suceso podría haber ocasionado, fundamente por el intenso humo proveniente de las plazas de los garajes que, rápidamente, se extendió a los ascensores y las escaleras, cuyas ventanas permanecían cerradas. Un cortocircuito en un coche aparcado en los garajes, podría ser la causa del incendio.
Fueron 300 los vecinos desalojados a partir de las cuatro y media de la mañana, gracias a la llamada de una vecina que aseguraba estar oyendo explosiones en los garajes. De todos ellos, los 56 vecinos de los portales más afectados han pernoctado en casas de familiares o han sido alojados a través de los servicios sociales del Ayuntamiento. El resto pudo regresar en la jornada de ayer a sus viviendas.
Susto
Fue un día muy largo para todos los afectados que no se podían quitar el susto del cuerpo. Sólo había que estar en alguno de los múltiples corrillos que se formaron en el polideportivo Pachi Torre, donde fueron realojados en primera instancia, para comprobarlo. «Estaba durmiendo tan feliz y me despertaron. Cuando me quise dar cuenta me encontré con que todo estaba lleno de humo y los bomberos llamaban a mi puerta», señalaba Marcelino Rodríguez todavía con pijama y envuelto en una de las mantas que prestaban los servicios de emergencia. Muchos otros vecinos confesaban que lo último que pensaron al oir el timbre era que se trataba de un incendio. «Cuando te llaman a esas horas piensas que ha sido un gamberro el que ha tocado el timbre, pero ya la segunda vez he pensado: aquí pasa algo», decía Ana Izurieta.
Pero si fue una madrugada dura para los vecinos que está noche ya han dormido en sus casas, más lo ha sido para quienes todavía no han podido regresar a ellas. Impotencia, enfado y resignación eran algunos de los sentimientos que mostraban ayer tarde algunos de los 56 vecinos afectados. «Hasta que los técnicos no digan nada nosotros no podemos opinar, pero claro no podemos ocultar nuestro enfado. No sabemos hasta cuando vamos a estar fuera de nuestras casas», coincidían los vecinos.
«En realidad no me he asustado mucho»
Adolfo Samper fue uno de los primeros vecinos en desalojar su vivienda. «Hemos oído el timbre a las 4,40 horas y pensamos que era un gamberro. En el segundo timbrazo ya nos han avisado de lo ocurrido. En realidad no me he asustado mucho porque he visto que el fuego se había producido en el garaje pero sí que nos han dicho que había que evacuar por el humo».
«Sólo hemos visto humo y más humo»
Es uno de los 56 vecinos que no pueden dormir todavía en su casa hasta que los servicios técnicos lo autoricen. Pablo Camacho no se podía creer lo que había pasado a las cuatro de la madrugada. «Nos han avisado para que desalojáramos la vivienda y únicamente hemos visto humo y más humo. Ahora estamos a la espera de que nos dejen dormir en nuestra casa».
Los daños materiales
Tres turismos, un todoterreno, una furgoneta y dos motos completamente calcinados, así como desperfectos en la instalación eléctrica del garaje a nivel de red de saneamiento, de fecales y pluviales, y seis columnas y varias vigas pequeñas afectadas por lo elevado del calor que han soportado. Estos son algunos de los daños materiales más importantes que ocasionó el incendio en los garajes de las calles Díaz Munío y Antonio Burgos.
A todo ello hay que unir varios desperfectos en las escaleras de algunos bloques muy afectados por la fuerte humareda. La segunda planta de los garajes fue la que sufrió mayores daños.
Extraído de: eldiariomontanes.es