Un dispositivo de búsqueda peinó ayer la fachada litoral castreña con el fin de hallar algún algún rastro de Wolfgang Hase, el alemán de 32 años cuya pista se perdió la noche del 25 de noviembre en la localidad. Chalotte, hermana de Wolfgang; Christina, la traductora de la familia, y dos escaladores, -uno de ellos, cuñado del desaparecido-, llegaron a Castro Urdiales desde Hannover, en Alemania, y con apoyo de los efectivos de emergencias locales, realizaron una nueva tentativa por localizar al desaparecido. Guardia Civil, Protección Civil, Bomberos y Cruz Roja, por mar y tierra, apoyaron el desesperado intento de localización. |
Han transcurrido casi dos meses desde que se perdiera su rastro sin
ninguna pista para seguir. Ayer, desgraciadamente, tampoco hubo
novedad.
La búsqueda comenzó sobre las diez de la mañana en la zona de
Luchana y La Atalaya. Primero a pie, y luego mediante escalada en dos
grutas ocultas en el escarpado terreno cercano al mar. Los dos jóvenes
alemanes se adentraron en las cavidades buscando el cuerpo del
desaparecido siguiendo los indicios aportados por dos videntes
alemanes, contratados por la familia, para intentar ver lo que nadie
sabe: qué pasó con Wolfgang. Ambos coincidieron en sus videncias en que
el desaparecido «cayó en una zona rocosa de la costa, en superficie, y
quedó atrapado con vida varios días, sin poder salir».
Las tareas de búsqueda finalizaban a las 13:00 horas en la playa de
Ostende. Nada, ninguna pista o indicio que pueda aportarse a la
investigación emprendida a los pocos días de su misteriosa
desaparición. Hoy, los familiares de Wolfgang regresan a su país.
Chalotte, la hermana confesaba: «No sabemos ya qué hacer para
encontrarle».
Misterio
A finales de diciembre ya se realizó un amplio dispositivo por la
localidad, en una zona más amplia, desde el castillo-faro y La Atalaya
castreña y hasta la otra punta de la costa: Cotolino y el muelle de Don
Luis. Tampoco sirvió la regresión hipnótica al amigo del alemán y
última persona en verle, ni el detective contratado por los padres de
Wolfgang.
La colaboración ciudadana no ha dado frutos y a pesar de la
difusión en los medios de comunicación, no hubo llamadas. Ni siquiera
se ha encontrado ropa ni ninguna de sus pertenencias.
Wolfgang -1,85 de estatura, pelo oscuro y rizado- llegó el 25 de
noviembre a Castro Urdiales para acudir a la boda de un amigo prevista
para el día 26, a la que ya no acudió. Fue visto por última vez en un
bar de copas castreño llamado 'La Zona'.
Fuente: eldiariomontanes.es