La Policía Nacional, apoyada por efectivos de la Guardia Civil y las
policías autonómicas vasca y catalana, asestó ayer un duro golpe al
crimen organizado con el desmantelamiento de la mayor y más activa red
de criminales de origen albanokosovar de Europa. 39 personas fueron
detenidas en cuatro comunidades por su presunta relación con más de
cien robos a chalés, bancos y polígonos industriales. Los expertos
investigan la relación de esta banda con el asalto, en diciembre
pasado, al chalé de la familia de joyeros catalanes Tous.
El operativo es fruto de una investigación abierta en abril de 2006 por
los expertos de la unidad del Cuerpo Nacional de Policía especializada
en combatir la delincuencia organizada y los grupos criminales
violentos. De los 38 detenidos, 21 fueron capturados en Madrid, 7 en
Valencia, 7 en Cantabria y 4 en Barcelona. Los arrestados en Cantabria
-las detenciones se practicaron en Castro Urdiales- se dedicaban, según
fuentes de la investigación, a dar 'golpes' en el País Vasco.
En
el transcurso de la operación, los investigadores realizaron 21
registros en las comunidades citadas e intervinieron joyas y otros
efectos robados, armas, documentación falsa, herramientas y
pasamontañas utilizados en los robos. La Ertzaintza y los Mossos
d'Esquadra han colaborado con la investigación mediante la aportación
de datos sobre asaltos perpetrados en el País Vasco y Cataluña, y que
podrían ser obra de este grupo. Los detenidos en Cataluña son, según
las fuentes consultadas, personas «importantes» dentro de la banda y
entre ellos estaría el encargado de «marcar objetivos».
La
Policía Científica coteja ahora las huellas de los detenidos con las
halladas en los lugares de los robos, para aclarar su autoría. Según
las fuentes consultadas, ya se ha comprobado que las marcas dactilares
de algunos detenidos coinciden con las recabadas en algunos polígonos
industriales robados.
Arresto del jefe
Los
registros efectuados hasta la fecha habrían permitido esclarecer medio
centenar de robos, aunque la investigación continúa abierta y se cree
que la cifra final será más alta. Entre los detenidos se encuentra el
jefe de la red, cuya identidad no ha sido facilitada todavía. Al cierre
de esta edición se desconocía si entre los detenidos estaban los dos
asaltantes fugados del chalé de los Tous el pasado mes de diciembre.
La
operación de ayer estaba coordinada por los juzgados de Granollers,
Getafe, Valencia y Castro Urdiales, localidad esta última donde se
practicaron siete arrestos y tres registros en la calle Poeta José
Hierro y en el edificio La Sirena. Los detenidos en la localidad
cántabra actuaban en Vizcaya y entre ellos podría haber algún ciudadano
rumano, ya que se han encontrados documentos administrativos de esa
nacionalidad.
Fuentes de la investigación han destacado el papel
de la Ertzaintza, que, precisamente, la semana pasada anunciaba cómo el
año pasado se habían detectado siete grupos de albanokosovares a los
que se imputaban 625 robos sólo en empresas del País Vasco. El actual
Jefe de División de Inspección General de la Policía autónoma, Gervasio
Gabilondo, señalaba que estas células suelen estar integradas por entre
cuatro y ocho miembros, algunos de ellos con formación militar y en
posesión de armas pesadas y alta tecnología. Inutilizan las alarmas e
incomunican los edificios para garantizar su huida y alquilan coches y
furgonetas de alta gama.
Son «itinerantes», lo que dificulta
su vigilancia, y sólo en diciembre habrían cometido una veintena de
asaltos en Álava y Guipúzcoa. El año pasado, de los 110 extranjeros
detenidos en Euskadi por su vinculación a la delincuencia organizada,
46 eran albanokosovares.
«Tenían una pinta extraña»
Golpes contundentes, gritos y gente corriendo. Los vecinos de la
urbanización La Sirena y la calle Poeta José Hierro de Castro sufrieron
ayer de forma simultánea el mismo sobresalto al despertar. «Todavía me
tiemblan las piernas», admite Margarita Prada, vecina del número 10 de
la calle Poeta José Hierro, conmocionada por «los terribles ruidos» que
había escuchado a primera hora de la mañana. «He pensado que era un
incendio y me he asustado. ¿Pensaba que había ocurrido alguna
desgracia!», relataba. Los habitantes del 3º H, el piso en el que poco
antes habían irrumpido agentes especiales de la Policía Nacional y la
Guardia Civil con un 'carnero' para echar abajo la puerta blindada, no
le sonaban. «Va y viene mucha gente. Muchos sólo residen aquí los fines
de semana», contaba.
Ambos bloques se componen de cuatro pisos y
una planta de áticos. Muchos de los vecinos tienen niños, y a la hora a
la que comenzó la redada -ocho y media de la mañana-, la mayoría se
preparaba para ir al colegio. «Hemos escuchado un ruido muy raro, un
forcejeo y a varias personas corriendo». A Joaquina Vélez, residente en
el segundo piso, aún le esperaba un susto mayor en la calle. «Cuando
iba hacia la parada del autobús con mi hija nos hemos encontrado el
edificio rodeado de GEOS», explicaba.
Ella sí había visto
antes a los detenidos. De hecho, vive justo debajo del piso que ayer
fue registrado. «Eran extranjeros y tenían una pinta extraña. Solían
poner música árabe, siempre muy alta», recuerda. Joaquina conoce a la
dueña de la vivienda que los presuntos miembros de la banda habían
arrendado hace «mes y poco». «¿Vaya disgusto se habrá llevado! Parece
mentira. ¿Me pongo mala sólo de pensarlo!», se lamentaba.
12.15
horas. Tres patrullas más de la Policía Nacional entran en escena.
Varios vecinos del bloque se asoman a la ventana. La expectación es
máxima. Poco después de que miembros de la Guardia Civil sacaran varias
bolsas, cajas y documentos, los cuatro detenidos -tres hombres y una
mujer- salían uno a uno esposados del número 10 hacia el furgón
acompañados de efectivos del Cuerpo Nacional de Policía.
No
muy lejos de allí, en el bloque 6 de la urbanización La Sirena, varios
agentes todavía hacían guardia en el portal a las dos menos cuarto de
la tarde. Inma estaba aún aturdida. «Ha retumbado todo el edificio»,
rememoraba. «Una vecina vio salir ayer -por el lunes- a un hombre de
color y a un ruso del portal. Tenían pinta rara. Yo pensaba que el 2ºB
estaba vacío. No se oía nada extraño», reconoció. Otros vecinos apuntan
que los presuntos delincuentes no llevaban más de un par de meses en la
zona. Valdint Nete, que reside junto al piso registrado, admitía que
«no conocía» a los inquilinos. «Llevaban poco tiempo aquí y nunca
habían dado problemas», zanjaba la joven.
Extraído de: elcorreodigital.com