Un hombre de 42 años murió ahogado ayer en la pedanía castreña de
Islares. La víctima, L.H.C. vecino de Trapagaran, se encontraba en la
zona conocida como Cotonera disfrutando de una barbacoa junto a varios
familiares y amigos.
Poco
antes de las cinco de la tarde L. H. C., de 42 años, se acercó a los
acantilados para «recoger unos mejillones», relató un testigo. Por
causas que se desconocen, el hombre se precipitó al mar, que en esos
momentos, como a lo largo de toda la jornada dominical, se encontraba
en calma. Poco tiempo después, uno de sus acompañantes descubrió el
cuerpo de la víctima, «flotando bocabajo», desveló la misma fuente.
Inmediatamente, se lanzó al agua para tratar de ayudar a su compañero.
Lejos de lograr su objetivo, el segundo hombre casi pierde la vida en
el intento.
Al comprobar que no podía hacer nada para sacar a
L.H.C. y que su vida corría peligro, optó por salir como pudo del mar.
Para entonces ya se encontraban en la zona un socorrista de Protección
Civil, y una dotación de la DYA de Castro Urdiales. El salvavidas se
zambulló rápidamente en busca del cuerpo, que se había hundido,
mientras efectivos sanitarios atendían al amigo de la víctima.
Tras
muchos esfuerzos, el salvavidas localizó el cadáver a «unos diez metros
de profundidad», según relataron componentes del operativo de
emergencias desplegado en Islares. Tras sacarle a la superficie, los
efectivos de Protección Civil izaron el cuerpo sin vida a una de sus
lanchas, que lo trasladó el cercano puerto de Arenillas. Allí,
permaneció varias horas, hasta la llegada del forense y la juez, que
procedieron al levantamiento del cadáver sobre la ocho de la tarde.
Para
esa hora, pocos eran los que no se habían enterado de la desgracia.
Arenillas, como todas las zonas de playa, se encontraba atestada de
gente ayer a la hora en que se produjo el accidente. Algunos no se
enteraron de la noticia hasta que se acercaron al puerto y vieron el
cordón instalado por la DYA y la Guardia Civil. Otros, sin embargo, ya
sospechaban que algo malo había pasado.
Muy conocido
«Estaba
en la playa cuando he visto pasar la zódiac de Protección Civil a todo
trapo», explicaba Marta, una portugaluja que pasa unos días en el
camping de Arenillas. Ella, como otros muchos habituales de la zona, se
quedaron atónitos al averiguar la identidad de la víctima. «Era muy
conocido y querido por aquí. Solía potear mucho por Arenillas», dijo un
hostelero.
Extraído de: elcorreodigital.com