Su azarosa vida -acumulaba un amplio historial delictivo- ha acabado de
forma prematura y trágica. Un joven colombiano de 23 años -J. C. R.-,
vinculado a la antigua 'banda del Happy' de Barakaldo, falleció el
jueves después de permanecer diez días en coma a raíz de una pelea que
mantuvo con otros jóvenes en las inmediaciones de la discoteca
Megapolis, ubicada en la calle Zaballa de Barakaldo. La reyerta se
produjo en Nochebuena.
Según las investigaciones realizadas por la Ertzaintza tras el suceso y
a falta de conocer el resultado de la autopsia, la víctima se enfrentó
con un grupo de jóvenes alrededor de los ocho de la mañana del pasado
día 25 de diciembre, según confirmó ayer un portavoz del Departamento
vasco de Interior.
En medio de la refriega, J. C. R., que llevaba una pierna
escayolada por una lesión anterior, recibió un puñetazo en la cara que
le hizo perder el equilibrio. Al caer, se golpeó la cabeza contra el
suelo, según declararon varios testigos. El impacto seco le provocó un
fuerte traumatismo craneoencefálico, indicaron fuentes médicas. El
chico quedó inconsciente -había entrado en coma- y fue trasladado por
una ambulancia hasta el hospital de Cruces, donde fue intervenido de
urgencia y quedó ingresado en la unidad de Reanimación con pronóstico
grave. J. C. R. se debatió durante diez largos días entre la vida y la
muerte, hasta que finalmente sucumbió el pasado jueves.
En libertad
Tras la agresión, agentes de la comisaría de la Ertzaintza en
Sestao abrieron un atestado que derivó el pasado día 27 de diciembre en
la identificación y detención del presunto autor del golpe que dejó al
joven en coma. Se trata de J. C. B., de 27 años y sin antecedentes,
dueño de un bar en la calle Juan de Garay de Barakaldo. Fue arrestado
bajo la acusación de un presunto delito de lesiones y quedó en libertad
después de prestar declaración ante el juez. La muerte de la víctima
cambia la calificación de los hechos y la acusación podría elevarse a
lesiones con resultado de muerte o incluso a homicidio involuntario,
según apuntaron fuentes jurídicas.
El joven inmigrante llegó a España con su madre, procedentes de
Colombia, a los 12 años. Creció en Barakaldo y se unió a una pandilla
juvenil conocida como la 'banda del Happy' por el local en el que se
reunían. Mantuvieron en jaque a la Policía Municipal y a la Ertzaintza
a finales de la década de los 90, hasta que los cabecillas fueron
detenidos en Beasain en 1998. Se les imputaban robos con fuerza en
comercios, de vehículos, tráfico de estupefacientes y extorsiones y
amenazas. Con 23 años, el chico contaba con numerosas detenciones por
distintos delitos, indicaron fuentes policiales. En los últimos años se
había ido a vivir a la localidad cántabra de Castro Urdiales, donde
estaba domiciliado.
Extraído de: elcorreodigital.com