«¡Y yo que pensaba que ya lo había visto todo!». A Eduardo, empleado de una empresa de ambulancias que trabaja para el Servicio Cántabro de Salud, la cara de asombro tardó ayer en borrársele un buen rato. No era para menos. Eran las 9.30 horas cuando él y su compañero fueron testigos de un siniestro aparatoso donde los haya: una hormigonera se había precipitado encima de un 'Peugeot 206' de color azul a la salida de un paso de cebra en La Barrera, una céntrica plaza de Castro Urdiales. Al frenar, al conductor se le fue el dúmper hacia adelante, hasta el punto de casi volcar, y quedó colgado de la cabina.
Sandra Company, una joven vizcaína que reside en la localidad cántabra, se dirigía como cada mañana a su trabajo en Barakaldo. Según su testimonio, se detuvo cuando el vehículo que le precedía marcó con el intermitente para dejar la calle Ronda. «Cuando dejaron de pasar coches y giró a mano izquierda», Sandra se dispuso a reanudar la marcha. No le dio tiempo. Escuchó un frenazo y, de pronto, una hormigonera equipada con pala que venía por detrás, le embistió. «Me cayó encima sin darme tiempo a reaccionar», explicaba ayer la víctima aún con el susto en el cuerpo.
La Policía Municipal acudió de inmediato al lugar para regular el tráfico denso de primera hora de la mañana y a averiguar si el estado de la conductora requería de asistencia médica. Pese a la aparatosidad del siniestro, Sandra no había resultado herida, de manera que tampoco hizo falta levantar atestado. Los daños, sin embargo, eran significativos. El dúmper, procedente de una obra cercana, había impactado contra su turismo y se sostenía en delicado equilibrio. La ventana y la aleta traseras, el intermitente,... Los restos se mezclaban en la calzada con el material que momentos antes había rodado en el interior de la hormigonera. «Lo ensayas veinte veces y no te sale», exclamaba un transeúnte mientras trataba de inmortalizar el momento con su cámara.
Extraído de: elcorreodigital.com