Nuestra comunidad autónoma destaca por diversos motivos, pero uno de los más significativos es el turismo y la gastronomía; y entre la gran oferta que alberga Cantabria, el Gran Casino Sardinero destaca por varias razones: por su ubicación, en uno de los paseos más bonitos de la capital, en el barrio de El Sardinero y en primera línea de playa, un lugar inigualable con vistas al Mar Cantábrico, y por su opulencia, que lo convierte en uno de los casinos más bonitos de España.
El emblemático edificio del casino, que como decimos se encuentra en el centro neurálgico del turismo de la capital, aunque fue inaugurado en 1916, combina hábilmente una belleza arquitectónica clásica y lujosa con un ambiente moderno y actual; y desde sus terrazas se pueden contemplar unas vistas inigualables de los hermosos Jardines Piquio.
En lo que respecta a la gastronomía, que al fin y al cabo es lo más importante a la hora de hablar de la calidad de un restaurante, el Gran Casino Sardinero apuesta por la comida tradicional pero creativa, basada en materias primas de máxima calidad de nuestra región: pescados, quesos y carnes. También llaman la atención sus postres, donde destacan las salsas de yogur, las nueces, las avellanas o un exquisito hojaldre relleno de frutas.
Además, el restaurante cuenta con una bodega en la que guarda algunos de los mejores vinos de España: Riojas, Riberas, Ribeiros, Albariños, vinos del Penedés Catalán o rosados de Valladolid.
La zona gastronómica del casino ofrece un cocktail bar, en el que el visitante puede disfrutar de combinados de todo tipo, y una carta snack, por si solo queremos picar algo. En lo que respecta a estos tentempiés, podemos comer por precios muy asequibles unas croquetas caseras, una hamburguesa completa, una ración de jamón ibérico o un bocadillo de solomillo.
Una vez satisfechas todas nuestras necesidades culinarias, el Gran Casino ofrece una invitación a la sala de juego, donde podremos disfrutar de póker, apuestas, mesas de casino de diferentes tipos y todo tipo de máquinas tragaperras, desde las más modernas hasta las típicas tragaperras de bar, con apuestas desde tan solo un céntimo.
En definitiva, la oferta gastronómica del Gran Casino Sardinero es muy atractiva de por sí, pero no cabe duda de que el emplazamiento, el propio edificio que alberga el restaurante o incluso el entretenimiento que nos puede proporcionar la zona de juego son alicientes a tener en cuenta.
